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El 01ABR20 Donald Trump anunció
una gran operación antinarcóticos en el Caribe y el Pacífico. Foto: Casa
Blanca.
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El 01ABR20 ante los periodistas convocados para la rueda de prensa diaria sobre el COVID19, Donald Trump se presentó con los secretarios de Defensa y Justicia Mark Esper y William Barr, el consejero de Seguridad Nacional Robert O’Brien, el jefe del Estado Mayor general Mark Milley, el jefe de Operaciones Navales almirante Michael M. Gilday y el comandante de la Guardia Costera almirante Karl L. Schultz. Esper afirmó que el gobierno Trump se propone “mejorar las operaciones antinarcóticos en el Océano Pacífico Oriental y el Mar Caribe” con el “despliegue de buques, aviones y fuerzas de seguridad adicionales en el Área de Responsabilidad del Comando Sur de los EEUU (…) Estas fuerzas adicionales casi duplicarán nuestra capacidad para llevar a cabo operaciones antinarcóticos en la región”. No dejó de llamar la atención la ausencia del almirante Craig Faller, comandante del Comando Sur y basado en la Florida, lo que hizo suponer que la decisión de lanzar el anuncio había sido una precipitada decisión de la Casa Blanca.
Trump se refirió a una gran
operación con “22 naciones asociadas” y alegó que “a medida que los gobiernos y
las naciones se centran en el coronavirus, existe una creciente amenaza de que
los carteles, los delincuentes, los terroristas y otros actores malignos
intenten explotar la situación para su propio beneficio”. Esper afirmó que “actores
corruptos, como el ilegítimo régimen de Maduro en Venezuela, dependen de las
ganancias derivadas de la venta de narcóticos para mantener su poder opresivo”
enlazando de esta manera el “tema Venezuela” con el aumento de las fuerzas
estadounidenses en tareas antinarcóticos.
Sin duda no se habló en esa
ocasión de una acción militar sobre Venezuela sino de un aumento de las
operaciones contra el tráfico de drogas, armas y personas que regularmente
realiza la denominada “Fuerza de Tarea Conjunta Interagencias del Sur” (JIATF
South) dependiente del Comando Sur de EEUU.
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El anuncio de Trump sobre una
operación antinarcóticos en aguas del Caribe se producía luego de dos acciones
directamente enfocadas sobre los altos jerarcas chavistas. El 26MAR20 el
Departamento de Justicia, con el necesario consentimiento del Departamento de
Estado, informó sobre procesos judiciales iniciados por la Fiscalía de EEUU
contra Nicolás Maduro y otros altos jerarcas del régimen acusándolos de tráfico
de drogas y narcoterrorismo. Ese días, el Departamento de Estado ofreció
recompensas por “información que conduzca al arresto y / o condena” de Maduro y
varios de los enjuiciados.
El 31MAR20, el Departamento de
Estado de EEUU difundió un documento denominado “Marco de Transición
Democrática” en el cual exponían una ruta para la redemocratización de
Venezuela. El documento ampliaba las propuesta ya presentadas por EEUU el
09ENE20 a favor de “un gobierno de transición negociado y ampliamente
aceptable” que convoque a elecciones. El documento del 31MAR20 incluía la
propuesta hecha por los delegados de Juan Guaidó en las negociaciones con
Nicolás Maduro promovidas por el gobierno de Noruega a mediados de 2019. La renuncia de Maduro y Guaidó a sus
condiciones presidenciales y la designación de un Consejo de Estado con
participación de chavistas formaba parte del esquema de transición presentado
por el secretario de Estado Mike Pompeo. Por cierto, la propuesta de Pompeo no
fue bien acogida por todo el gobierno Trump. Algunos altos funcionarios de la
Casa Blanca encargados de los temas de seguridad nacional calificaron como
“excesivamente diplomático” ese marco de
transición.
Con Maduro en la lista de
acusados por la Fiscalía de EEUU, con una recompensa en su contra y con una
oferta de mano suave a cambio de su renuncia, el anuncio de las operaciones
militares en el Caribe fue presentado por el chavismo y por algunos sectores
opositores venezolanos como la señal de una inminente intervención militar.
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La inclusión en la agenda de lo
que Trump calificó como la “mayor operación antinarcóticos” sorprendió en
diversos medios políticos de EEUU. El Departamento de Defensa a acababa de
ordenar una casi total paralización de las movilizaciones de su personal civil
y militar a largo del planeta para evitar contagios. En esos días Trump
dedicaba sus intervenciones diarias para advertir a los estadounidenses sobre
el alto número de muertes por COVID-19 que los expertos gubernamentales estaban
previendo con base en predicciones de la Universidad de Washington. Un informe
generado el 29MAR20 por el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de esa
universidad colocaba en 81.114 el número de descensos esperables al 04AGO20,
además de advertir sobre una inminente crisis por falta de camas hospitalarias
y equipos de respiración en varios estados. Aquellos números hicieron que Trump
abandonara su posición negacionista del impacto del coronavirus y asumiera
temporalmente la línea de promover medidas de control social y paralización de
actividades.
Las propias fuerzas militares
estadounidenses y especialmente la Armada, se encontraban ese día atendiendo el
grave caso de la propagación de COVID-19 entre la tripulación del portaviones
USS Theodore Roosevelt detenido en Guam en medio del Pacífico. La decisión del
Pentágono de no liberar información sobre casos de COVID-19 entre la tropa fue
tomada cuando ya se conocían de diversos casos en bases estadounidenses.
Además, el propio desarrollo de la pandemia en EEUU había hecho que los
protocolos militares para el funcionamiento del gobierno en caso de una grave
crisis con el liderazgo civil inhabilitado, ya habrían sido activados bajo
responsabilidad del comandante del Comando Norte general Terrence J.
O’Shaughnessy, según reportara Newsweek el 18MAR20.
El estado de crispación nacional
por el avance de la enfermedad que incluso hacía temer por la continuidad del
propio gobierno, no parecía ser el mejor escenario para una inminente acción
militar de EEUU en Venezuela. Incluso el propio Trump se vio obligado a aclarar
en la rueda de prensa del 01ABR20 que “nuestras fuerzas están totalmente
equipadas con equipo de protección personal, y hemos tomado medidas de
seguridad adicionales para garantizar que nuestras tropas se mantengan
saludables”. La aclaratoria del comandante en jefe sobre la protección para
evitar el contagio de COVID-19 dejaba claro que la operación anunciada no era
la supuesta invasión a Venezuela que inmediatamente denunciara el régimen
chavista y sus aliados. El Grupo de Puebla, el nuevo altoparlante internacional
de la izquierda radical continental denunció un “escalamiento de tensiones en
el área en momentos en que todo nuestro hemisferio debería estar solidariamente
unido en torno a atender como prioridad máxima las afectaciones humanas del
COVID-19”.
La inminencia de una acción
militar sobre Venezuela era tan falsa que una de las naves con las que cuenta
el Comando Sur para operaciones en el Caribe, el USS Detroit (LCS 7), se
encontraba el 01ABR20 en la base naval de Key West para mantenimiento no
programado (emergent repairs). La tripulación del USS Detroit permanecía en
puerto bajo estrictas medidas de aislamiento para evitar contagios de COVID-19.
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Desde el año 2018 bajo la
coordinación de Colombia se han desplegado en el Caribe y en el Pacífico
Oriental, operaciones denominadas “Campaña naval y fluvial contra el
narcotráfico Orión”. En esas campañas han participado diversas fuerzas y
agencias de EEUU que integran la JIATF, así como personal militar, policial,
tributarios y de inteligencia de una veintena de países incluyendo a España,
Brasil, México, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Guatemala,
Nicaragua, Francia, Holanda, Perú, Ecuador, República Dominicana, Trinidad y
Tobago, Jamaica, las Antillas neerlandesas y francesas, Argentina, Canadá y
Chile.
El 09-10MAY19 en Cartagena de
Indias, Colombia, la Armada colombiana fue la anfitriona de una jornada de
evaluación de la “Orión 3” ejecutada el año anterior. A su vez, los oficiales operativos
y de inteligencia de las armadas presentes adelantaron la planificación de la
“Orión 4” que sería ejecutada en el segundo semestre del año 2019.
Tras los anuncios de Trump sobre
una gran operación antinarcóticos, el Ministerio de Defensa de Colombia emitió un comunicado el
05ABR20 señalando que “sobre actuaciones conjuntas de Colombia con otros países de la región,
entre ellos EEUU, el Ministro Holmes Trujillo explicó a la opinión pública que
las autoridades colombianas participan, junto con 22 naciones de América y Europa,
en la Campaña Naval Orion que tiene como propósito el intercambio de
información que permita a los países fortalecer sus capacidades de interdicción
de drogas ilícitas”. El 07ABR20, el presidente colombiano Iván Duque anunció el
inicio de “Orión 5” que según voceros militares de EEUU es una operación con
apoyo estadounidense que se efectúa en paralelo a la operación anunciada por
Trump.
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Durante sus comparecencias ante
el Comité de Servicios Armados del Senado el 30ENE20 y ante el comité homólogo
de la Cámara el 11MAR20, el almirante Craig Faller, comandante del Comando Sur,
se refirió a la amenaza que para la seguridad de EEUU representa la creciente
presencia de Rusia y China y de “organizaciones criminales trasnacionales” en
el hemisferio. Según Faller el Hemisferio Occidental es un “espacio crítico en
la competencia global”. En su comparecencia ante la Comisión de Servicios
Armados de la Cámara, Faller afirmó que “habrá un aumento en la presencia
militar estadounidense en el hemisferio a finales de este año. Esto incluirá
una mayor presencia de barcos, aeronaves y fuerzas de seguridad para
tranquilizar a nuestros socios... y contrarrestar una serie de amenazas que
incluyan el narcoterrorismo ilícito". El anuncio de Trump del 01ABR20 se
correspondía con lo advertido previamente con Faller. Si bien el Comando Sur se
muestra renuente a informar sobre la incorporación de nuevos “activos”, el
13ABR20 divulgó que el destructor misilístico USS Pinckney (DDG 91) había sido
transferido a la Cuarta Flota para sumarse a las tareas de la JIATF South.
Previamente el USS Pinckney formaba parte del grupo de naves de combate del
portaviones USS Theodore Roosevelt en aguas del Pacífico.
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El 17ABR20, el almirante Craig
Faller ofreció una rueda de prensa, vía telefónica, en la cual afirmó que “esta
operación no está dirigida específicamente a Maduro, pero Maduro es cómplice y
está involucrado en el narcotráfico”. Negó que la operaciones del Comando Sur
estuvieran orientadas a una intervención militar en Venezuela agregando que la
“estrategia y la política del gobierno de EEUU con Venezuela continúa siendo
una presión diplomática y económica”. También indicó que el Comando Sur “trabaja
con otras naciones asociadas y nuestro Departamento de Estado para que estemos
listos para los tipos de asistencia que podrían requerirse en un entorno
posterior a Maduro”.
Faller precisó algunos detalles
de la “operación” anunciada por Trump resaltando que “hemos mantenido nuestras
operaciones contra los narcotraficantes, así que esto no es algo nuevo que
comenzó el primero de abril”. “El Comando Sur ha estado realizando misiones
antinarcóticos durante muchos años. Recientemente, basado en un reconocimiento
de la amenaza, el Presidente aprobó un mayor nivel de fuerzas para esta misión”
y el almirante enfatizó que “el Presidente aprobó esta operación, antes de que
el mundo se viera envuelto en la crisis COVID”.
Igualmente Faller dejó entender
que la pandemia del COVID-19 ha alterado los planes de acción militar: “nuestra
misión prioritaria en el Comando Sur ha sido la salud y la seguridad de nuestra
fuerza laboral, y equilibramos esa misión con la necesidad de llevar a cabo
nuestro misiones esenciales de defensa nacional, como los antinarcóticos”.
Por cierto, Faller calificó a los
gobiernos de Brasil y Colombia como “nuestros mejores socios” en materia de
seguridad.
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El régimen chavista estaría impidiendo una operación del
gobierno brasileño para evacuar a su personal diplomático que permanece en
Caracas.
El 02MAR20 la cancillería
brasileña convocó al Palacio de Itamaraty a funcionarios diplomáticos
acreditados por Nicolás Maduro y que permanecen en Brasil controlando las
instalaciones de la Embajada de Venezuela y los diversos consulados. Jair
Bolsonaro no reconoce el gobierno de Maduro y desde 2019 interactúa
oficialmente con María Teresa Belandria, la enviada de Juan Guaidó, quien
recibe tratamiento de Embajadora y Jefe de Misión diplomática en Brasilia. Los funcionarios de Itamaraty informaron a
los enviados de Maduro sobre la decisión de cerrar la Embajada en Caracas y les
requirieron abandonar Brasil antes del 02MAY20 cuando serían declarados
“persona no grata” y expulsados del país. Itamaraty les propuso realizar una
retirada recíproca y simultanea de los funcionarios de las respectivas
Embajadas.
El 13MAR20 cuando el ministro de
Defensa chavista Vladimir Padrino contactó telefónicamente al ministro Fernando
Azevedo e Silva a propósito de la pandemia de COVID19, el brasileño habría solicitado
coordinar el viaje a Venezuela de una aeronave militar para trasladar a
Brasilia un grupo de aproximadamente setenta formado por el personal de la
embajada en Caracas (diplomáticos, militares y administrativos) y sus familias.
De esa manera se cumpliría la decisión del gobierno Bolsonaro de cerrar sus
misiones diplomáticas y consulares en Venezuela. El Ministerio de Defensa de
Brasil suponía erradamente que tras la conversación entre Padrino y Azevedo
contaría con la autorización para el viaje de evacuación el cual fue programado
por la Fuerza Aérea Brasileña para el 18ABR20. Según una nota del 14ABR20 de la
revista brasileña Oeste, el gobierno Maduro no había autorizado la operación
luego de meses de negociaciones. Finalmente, el 17ABR20 un avión militar Hércules
C-130 de la Fuerza Aérea de Brasil viajó a Venezuela para recoger un grupo de
38 personas entre funcionarios de la Embajada y sus familiares además de
brasileños varados en Caracas.
Publicado originalmente en:

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