Informe Otálvora del 19 de junio de 2021
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El enviado argentino Sergio Massa posa con el asistente especial de la Casa Blanca Juan González. Foto: @sergiomassa |
Servir como intermediario entre Washington y los regímenes
de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, es parte de la oferta que está presentando
el gobierno de Argentina a la Casa Blanca.
Alberto Fernández en su condición de presidente argentino y
de miembro fundador del izquierdista Grupo de Puebla, está difundiendo la
especie según la cual él cuenta con capacidad de actuar como puente con los
regímenes izquierdistas del continente. El gobierno argentino muestra como
activos políticos su entronque con los gobiernos y movimientos de izquierda
continental, su relación especial con el gobierno mexicano de Manuel López
Obrador y, su no disimulado activismo político a nivel regional con públicas
injerencias en los recientes procesos electorales en Bolivia, Ecuador y Perú,
así como en los motines registrados en Colombia.
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Alberto Fernández personalmente y mediante el aparato de su
gobierno y del sindicalismo kirchnerista, prestó apoyo a sus aliados bolivianos
encabezados por Evo Morales a quien permitió organizar acciones desde
territorio argentino contra el gobierno de transición de Jeanine Añez. El
gobierno de Fernández se negó a reconocer al gobierno de Añez y la ahora
exmandataria fue encarcelada el 12MAR21 pocas horas después que el canciller
argentino, Felipe Solá, visitara La Paz para conversaciones políticas con el
actual gobierno boliviano.
Fernández apadrinó al ecuatoriano Andrés Arauz, el candidato
de Rafael Correa y del Grupo de Puebla en las elecciones de Ecuador celebradas
el 07FEB y 11ABR21. La principal oferta de campaña de Arauz consistía en el
ingreso masivo de vacunas contra el COVID19 a Ecuador, procedentes de
Argentina, en caso de resultar triunfador el candidato castrochavista.
El 25MAY2, en medio de las violentas protestas, ingresó a
Colombia un grupo de militantes de izquierda asociados con el gobierno de
Argentina encabezados por Alejandro Rusconi “secretario de relaciones
internacionales” del “Movimiento Evita”. Rusconi es un operador internacional
del kirchnerismo en el marco del Foro de São Paulo. El propósito del grupo
autodenominado “misión internacional de solidaridad” era servir como soporte
político y comunicacional a los organizadores de las violentas acciones que
ocurrían en Colombia. Como parte de la delegación se encontraba el militante Juan
Grabois cuyo ingreso a Colombia fue impedido por las autoridades migratorias ya
que carecía de pasaporte e intentaba ingresar con un documento digitalizado en
su celular. La reacción del entramado de propaganda izquierdista se produjo en
minutos denunciando en las redes sociales que a Grabois le habían negado el
ingreso. Ernesto Samper, expresidente colombiano y activo en el Grupo de Puebla,
tuiteó que Grabois “viene presidiendo una delegación de líderes de derechos
humanos” y “es muy cercano al presidente @alferdez”. El propio Samper fue quien
dejó ver la relación directa entre el grupo argentino que llegaba a Colombia y
que no se trataba de un grupo de “líderes de derechos humanos” sino de
militantes de izquierda quienes desde Buenos Aires ya habían anunciado su
intención de acompañar las protestas callejeras. Por cierto, Samper califica a
Fernández como “el líder de la resurrección suramericana”.
El 10JUN21 Fernández se comunicó telefónicamente con el
candidato castrochavista peruano Pedro Castillo y poco después tuiteó
calificándolo como “presidente electo del Perú”. Para ese momento las
autoridades electorales peruanas no habían concluido la contabilización de las
actas electorales y no habían comenzado a considerar sobre centenas de actas objetadas
por ambos candidatos. Al día siguiente, el Grupo de Puebla, emitiría un
comunicado ofreciendo “al presidente Castillo” apoyo y colaboración “para el
buen suceso de su gobierno”.
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El 15JUN21 tuvo lugar una sesión del Consejo Permanente de
la OEA cuyo único propósito era considerar un proyecto de resolución sobre la
situación en Nicaragua, donde el gobierno de Daniel Ortega adelantaba una nueva
ola represiva con el encarcelamiento de al menos cuatro precandidatos presidenciales
y líderes opositores. La resolución que fue aprobada por 26 de los 34 miembros
condenó “inequívocamente el arresto, acoso y restricciones arbitrarias
impuestas a los precandidatos presidenciales, a los partidos políticos y a los
medios de comunicación independientes, y pedir la inmediata liberación de los
precandidatos presidenciales y de todos los presos políticos”. Sólo el
representante del propio gobierno de Nicaragua, y los enviados de Bolivia y San
Vicente y las Granadinas votaron contra la resolución pero cinco miembros,
Argentina y México entre ellos, optaron por abstenerse. Una vez más la
diplomacia argentina y mexicana actuaron en concordancia con la línea del Grupo
de Puebla brindando su apoyo tácito a la dictadura nicaragüense. Poco después
de concluir la reunión de la OEA en Washington, los gobiernos de Argentina y
México emitieron un comunicado conjunto justificando su voto: “no estamos de
acuerdo con los países que, lejos de apoyar el normal desarrollo de las
instituciones democráticas, dejan de lado el principio de no intervención en
asuntos internos, tan caro a nuestra historia”. Los gobiernos de Alberto
Fernández y Manuel López Obrador que intentan desplazar a Luis Almagro de la
Secretaría General de la OEA, se arroparon en el argumento de la “soberanía”
para no votar la resolución que exigía a Ortega que las elecciones sean “transparentes,
libres y justas”.
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Tras la salida de escena de Hugo Chávez el castrochavismo
quedó huérfano de un vocero oficial de peso, posición que el uruguayo Pepe
Mujica se negó a asumir cuando le fue asomada por Lula da Silva a principios de
2014. Pareciera que Alberto Fernández busca convertirse en ese operador de alto
nivel, asumiendo la vocería izquierdista continental y simultáneamente procurando
acceso directo a la Casa Blanca como Lula da Silva lo tuvo durante su presidencia
y con acceso a los gobiernos de España y Portugal como puertas a la Unión
Europea. Ese fue uno de los mensajes asomados por Fernández en su viaje a
Europa a mediados del pasado mes de mayo que lo llevó a Portugal, España, Roma,
París y el Vaticano. Oficialmente el periplo de Fernández tenía como objeto
ganar aliados para la renegociación de la deuda que Argentina mantiene con el
Fondo Monetario Internacional. Además de sus encuentros con los mandatarios, con
funcionarios del FMI y con el papa Francisco, Fernández sostuvo un encuentro en
Roma el 14MAY21 con el exsecretario de Estado de EEUU, John Kerry, quien ahora
actúa como comisionado presidencial de Joe Biden para el cambio climático.
Según la versión de Fernández, en su conversación con Kerry fue comentada la
situación venezolana y presumiblemente el argentino habría ratificado su oferta
de mediar entre Washington y el gobierno de facto de Venezuela.
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Venezuela “es un tema tóxico que no puede ocupar tanto
espacio” comentó el Ministro de Exteriores de Argentina, Felipe Solá, al
periodista del diario Clarín que volaba junto a la delegación de Alberto
Fernández a Europa el 10MAY21. Solá, quien es miembro fundador del izquierdista
Grupo de Puebla, ha ejecutado desde su cargo la línea de reaproximación
argentina hacia el gobierno de facto de Venezuela y de desmontaje de
iniciativas internacionales de presión contra el régimen chavista. Incluso
durante propia ceremonia de toma de posesión de Fernández, el 10DIC19, el
aparato diplomático kirchnerista liderizado por Solá, se las ingenió para
privilegiar al gobierno de Nicolás Maduro en detrimento de los intentos de
aproximación a EEUU que Fernández había iniciado desde cuando fue electo dos
meses antes. Sin anuncios previos, fue incluido Jorge Rodríguez como enviado de
Maduro, en la lista de invitados al besamanos dándole mayor jerarquía que al
jefe de la delegación de EEUU.
La cancillería del gobierno Fernández inicialmente anunció
que se mantenía en el Grupo de Lima pero nunca aprobó los documentos acordados
en ese mecanismo de presión regional para la democratización de Venezuela. Finalmente,
el 24MAR21 la cancillería argentina emitió un comunicado informando su retiro
del Grupo de Lima “al considerar que las acciones que ha venido impulsando el
Grupo en el plano internacional, buscando aislar al Gobierno de Venezuela y a
sus representantes, no han conducido a nada". Al días siguiente, el
25MAR21, el gobierno argentino remitió a la Corte Penal Internacional una
comunicación mediante la cual dejaba sin efecto la solicitud presentada el
27SEP18 por el gobierno de Mauricio Macri junto a Canadá, Chile, Colombia,
Paraguay y Perú para que se abriera un proceso por crímenes contra la humanidad
cometidos por el gobierno chavista desde el año 2014.
El 18MAY21, en declaraciones a la estación bonaerense Radio
10, Alberto Fernández aseguró que su gobierno había ayudado a la instalación en
Caracas de un equipo de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU,
Michelle Bachelet. Según Fernández las violaciones de DDHH, documentados
ampliamente, es un “problema” que “poco a poco en Venezuela fue desapareciendo”.
Se trataba de un nuevo espaldarazo del argentino a favor del régimen chavista.
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Juan González, el colombo-estadounidense que sirve como
“Asistente Especial” presidencial de Joe Biden y como Director para el
Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, visitó Argentina a
mediados de abril. Se trató de la primera misión formal del gobierno Bien que
viajaba a Latinoamérica y que sólo incluyó a Bogotá, Buenos Aires y Montevideo.
El mandatario argentino ofreció a González servir como intermediario con el
régimen chavista.
Aparte de los compromisos oficiales, González y la Subsecretaría
(encargada) de Asuntos para el Hemisferio Occidental en el Departamento de
Estado Julie Chung, asistieron en Buenos Aires la noche del 13MAR21 a una cena
informal que les ofreciera el presidente de la Cámara de Diputados Sergio
Massa. Pareciera que Alberto Fernández, ante la imposibilidad de su canciller
para distender relaciones con Brasil y EEUU, está procurando a Massa como
interlocutor con Jair Bolsonaro y ahora con el gobierno de Joe Biden. También
pareciera que el gobierno argentino ha identificado a Juan González como el
enlace necesario para acceder directamente a la Casa Blanca. Mientras Nicolás
Maduro se queja en una entrevista, difundida por Bloomberg el 18JUN2, por no
recibir señales positivas de Washington, su aliado Alberto Fernández está
tocando directamente en la puerta de la Casa Blanca.
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Sergio Massa viajó a EEUU el 13JUN21 y su primer evento
público consistió en un almuerzo privado, en un hotel de la capital
estadounidense, justamente con el joven asesor de Biden. El gobierno argentino
dejó circular abundantes imágenes del encuentro de Massa con el funcionario de
la Casa Blanca incluyendo una donde sonrientes posan mientras González muestra
el disco “Reunión cumbre” de Astor Piazzolla y Gerry Mulligan que le obsequiara
Massa.
En este encuentro, según las filtraciones del propio
gobierno argentino, Massa ofreció en nombre de Fernández no sólo actuar como
enlace con Maduro sino además ante el régimen nicaragüense. El funcionario
estadounidense, siempre según las versiones dejadas saber por Argentina, se
habría mostrado interesado en la oferta e incluso habría sugerido que la Casa
Blanca planea invitar a Fernández para una visita a Washington.
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Por cierto, una operación del Grupo de Puebla se propone
colocar al argentino Christian Gonzalo Asinelli, actual funcionario de la
presidente de Argentina, como Presidente Ejecutivo de la Corporación Andina de
Fomento CAF. Por semanas, de forma
coordinada, los principales voceros de la alianza castrochavista ejecutaron una
campaña de desprestigio contra el postulado colombiano Alberto Carrasquilla,
acusándolo incluso de provocar la violencia en Colombia por haber propuesto una
reforma tributaria. Colombia retiró la candidatura de Carrasquilla y ha presentado
el nombre de Sergio Díaz-Granados.
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