Informe Otálvora del 26 de marzo de 2022
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Lula da Silva y Gustavo Petro el 03JUN13 en Bogotá. Foto: Instituto Lula |
Fuerte el lobby petrolero en Washington presionando al
gobierno Biden para que desactive sanciones y permita que empresas como Chevron
y Repsol regresen a producir crudo en Venezuela.
El 15MAR22 Bloomberg publicó una nota editorial afirmando
que “el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela es un
paso necesario para aprovechar su inmenso potencial de producción de energía.
También podría abrir una brecha entre Venezuela y su principal patrocinador,
Rusia”. Agregaba el portal Bloomberg que “los pasos hacia el alivio de las
sanciones de EEUU contra Caracas enfrentarán una fuerte resistencia política de
los legisladores de ambos partidos” (…) “sin embargo, una política realista que
enfatice la reforma política gradual, en lugar de la esperanza ilusoria de un
cambio de régimen, no solo promovería los intereses estratégicos de EEUU, sino
también las aspiraciones de los propios venezolanos”.
Por esos mismos días, el 11MAR22, el “Venezuela Working
Group” del “think tank” Atlantic Council basado en Washington, difundía un
“estudio” y realizaba un evento sobre la creación de un “marco humanitario
financiado con petróleo” para Venezuela que “debe incluir la participación
abierta y transparente de los operadores de petróleo y gas estadounidenses y no
estadounidenses”.
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Pese a reiterados bulos de prensa que han corrido en
Caracas, no existe alguna decisión del gobierno Biden a favor de permitir el
reinicio de actividades de empresas petroleras y de ingeniería estadounidenses
en Venezuela. La reacción bipartidista adversa ante la visita de funcionarios
estadounidenses a Caracas el 05MAR22, ha sugerido que un cambio en la posición
de EEUU ante la dictadura chavista podría traer alto costo político doméstico a
la administración Biden.
Normalizar o cronificar la dictadura en Venezuela es un
propósito en el cual parecieran coincidir grandes trasnacionales petroleras,
sectores “opositores” venezolanos y el régimen chavista.
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Las relaciones del candidato presidencial colombiano Gustavo
Petro con el chavismo comenzaron desde las primeras fechas de la vida política
de Hugo Chávez. Petro fue uno de los anfitriones y protectores de Chávez
durante sus visitas a Colombia tras su salida de la cárcel el 1994. De aquellos
días existen numerosas referencias gráficas. Tras el ascenso de Chávez a la
Presidencia en 1999, Petro públicamente se mantuvo alejado del entorno chavista
pero eso no fue impedimento para que Chávez afirmara en marzo de 2010 que “si
yo tuviera un candidato sería él” en relación a las elecciones colombianas
celebradas aquel año.
Quizás la última reunión de la cual se tuvo noticia e
imagen, entre Nicolás Maduro y Gustavo Petro, tuvo lugar el 08AGO10 en la
residencia de la Embajada de Venezuela en Bogotá. Chávez había roto relaciones
diplomáticas con Colombia un mes antes y había instruido a su canciller para
reunirse con Ernesto Samper Pizano y con Gustavo Petro, por separado, para
conocer sus opiniones sobre el gobierno de Juan Manuel Santos que comenzaba ese
día.
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Petro viajó en marzo de 2016 a Caracas en procura de abrir
un canal directo con el régimen chavista cuyo flanco “civil” ahora era comandado
por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y los hermanos Rodríguez. Según Cabello,
Petro procuraba el apoyo financiero de Caracas para las elecciones del año
2018. La firma del “Acuerdo de paz” entre el gobierno Santos y las Farc que
andaban adelantados y se firmaría el 26SEP16, abría las puertas para que
aliados del chavismo alcanzaran la Presidencia de Colombia por la vía
electoral, tal como insistentemente Hugo Chávez había propuesto a las Farc.
Petro se ofrecía a lograr un acuerdo de la izquierda colombiana a su alrededor.
Pero desde mediados de 2004 la conexión privilegiada del chavismo con el mundo
de la izquierda legal e insurreccional colombiana había sido adjudicada a
Piedad Córdoba quien comenzó a disfrutar de las mieles de las arcas fiscales
venezolanas y de especial tratamiento por la dictadura cubana. En el año 2016
cuando Petro procuraba ayuda financiera chavista en Caracas el chavismo andaba
evaluando la posibilidad de promover la candidatura de Córdoba como ella mismo revelara.
El financiamiento procurado por Petro en 2016 ya había sido ofrecido a Córdoba
cuya candidatura finalmente no prosperó. Al final, en las elecciones de 2018 el
triunfador fue Iván Duque, el candidato propuesto por el uribismo, mientras
Petro logró la segunda minoría en primera vuelta y sumó el 41,7% de los votos
en segunda vuelta.
Petro forma parte del “progresismo”, nombre eufemístico con
el cual actualmente se autodenomina a la izquierda continental, centrada en el
Grupo de Puebla.
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Tras una visita a Caracas donde se reunió con altos jerarcas
del régimen, el 23SEP21 Piedad Córdoba celebró su alianza con Petro en un
evento realizado en el icónico Salón Rojo del Hotel Tequendama de Bogotá.
Córdoba fue lanzada como candidata al Senado por el “Pacto Histórico” de Petro
y en la práctica esa noche se oficializaba el puente entre el chavismo y la candidatura
presidencial de Petro.
En las elecciones legislativas del 13MAR22, el “Pacto
Histórico” alcanzó la primera minoría en el Senado de Colombia y le fueron
adjudicados 19 senadores de un total de 108 asientos. Uno de ellos fue para la operadora
internacional del chavismo Piedad Córdoba.
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La crisis de los partidos históricos colombianos, la mala
imagen del gobierno de Iván Duque con un notorio deterioro de la influencia
electoral del uribismo, están abriendo paso a la posibilidad de que Gustavo
Petro alcance la presidencia de Colombia. Desde los guerrilleros pacificados de
las Farc ahora denominados “Los Comunes” hasta militantes antiuribistas de
clanes familiares tradicionalmente liberales están apoyando la candidatura de
Petro. La izquierda internacional está volcada en respaldar a Petro y su
conexión con “asesores” del partido español Podemos es notoria. Los números
señalan que Petro tendría por encima de 30% de las intenciones de votos con lo
cual pasaría a la segunda vuelta. En la consulta interpartidista para elegir al
candidato de la alianza “Coalición Pacto Histórico”, Petro sumó cuatro millones
y medio de votos en un proceso que permitía que cualquier elector se
pronunciara.
El candidato que pareciera ser enfrentará a Petro en nombre
de los sectores democráticos de Colombia es Fico Gutiérrez quien resultó
triunfador en la consulta de la “Coalición Equipo por Colombia”. Federico
Gutiérrez Zuluaga, ingeniero antioqueño de 47 años, está saltando de la
política local en Medellín a la política nacional. Gutiérrez hizo carrera
política local con las banderas del Partido de la U, una de las organizaciones que
sirvieron de soporte electoral a Álvaro Uribe Vélez.
El 14MAR22, Óscar Iván Zuluaga quien había sido designado
candidato presidencial por el uribista Centro Democrático, anunció su decisión
“personal” de renunciar a la candidatura y apoyar la opción de Gutiérrez. Con
ello Gutiérrez se convirtió automáticamente en el referente para el electorado
uribista.
El bajo impacto de la candidatura de Sergio Fajardo y los
porcentajes simbólicos que otras candidaturas muestran en las recientes
encuestas, señalan a Fico Gutiérrez como el rival de Petro. Encuestas
computadas después de convertirse en candidato oficial le dan a Gutiérrez poco
más del 20% de las intenciones de votos. En un presumible ambiente de alta
polarización, tocará a Gutiérrez conquistar espacios del centro político amén
de garantizar los votos de los sectores hasta ahora identificados con el
uribismo, todo ello en menos de dos meses. El 26MAR22 Gutiérrez anunció su
compañero de fórmula electoral para el cargo de Vicepresidente, señalando a
Rodrigo Lara Sánchez, un médico con trayectoria política local en el
departamento de Huila de poca figuración política nacional. Lara Sánchez es
hijo de Rodrigo Lara Bonilla el ministro de justicia asesinado en 1984 por
sicarios de Pablo Escobar. Gutiérrez decidió jugársela haciéndose acompañar de
una figura nueva en la política colombiana.
La primera vuelta de las elecciones colombianas está
convocada para el 29MAY22.
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En los mentideros políticos de Brasilia se comenta desde ya
hace varios meses que la expresidenta Dilma Rousseff habría sido execrada de
toda actividad proselitista de su partido el PT. Dilma tiene todo el apoyo
partidista para que asista a eventos internacionales izquierdistas pero Lula
prefiere mantenerla alejada de las tribunas en Brasil. La decisión que habría
sido tomada por el propio Lula da Silva y sus asesores electorales, refleja la
orientación mimética que el candidato presidencial está dando a su campaña
electoral. Lula se presenta como el candidato “del amor” como él mismo ya lo
hiciera en las elecciones de 2002 y como sus asesores recomendaron a Chávez
para las votaciones de 2012.
Lula da Silva está creando una alianza política que trasciende
a la izquierda y que pretende juntar al antibolsonerismo. El largo proceso para
la escogencia del candidato a Vicepresidente, buscando entre potenciales
aliados en el centro e incluso en derecha, es otro reflejo de la táctica que
está adelantando el expresidente y ex convicto por corrupción. Todo indica que
el candidato vicepresidencial de Lula será Geraldo Alckmin, fundador en 1988 (junto
a Fernando Henrique Cardoso, Franco Montoro, José Serra y otros) del partido
socialdemócrata PSDB y excandidato presidencial de su partido en 2018. Alckmin
renunció al PSDB el 15DIC21 y se apresta a afiliarse al Partido Socialista
Brasileño PSB desde el cual se firmaría el pacto con Lula da Silva.
Con Alckmin en la chapa electoral, Lula procura lavar su
imagen, garantizar apoyos de poderosos grupos financieros y empresariales,
buscar votos en el centro político y en la derecha. El Foro de São Paulo
intenta llegar nuevamente al Palacio de Planalto ayudado por el
antibolsonerismo de derecha y de centro.
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Las encuestas mantienen a Lula en el primer lugar de las
intenciones de votos para las elecciones marcadas para el 02OCT22 con 40-45 por
ciento de favoritismo. Pero diversos indicadores comienzan a señalar que el
presidente y candidato Jair Bolsonaro, quien suma 30% en las encuestas, estaría
pronto a remontar la diferencia. No pareciera que otros candidatos logren
romper la polarización que se presentaría en las urnas entre el candidato
izquierdista y Bolsonaro.
Jair Bolsonaro, con más de treinta años haciendo política
tras su carrera militar, carece de un partido propio y su carrera política la
ha hecho con recurrentes saltos de militancia entre una decena de partidos de
conveniencia. En 2019, tras llegar a la Presidencia, promovió la creación de un
partido propio, Aliança pelo Brasil, pero un año después desistió al no reunir
el número de firmas necesarias. El esquema de trabajo político de Bolsonaro es
anárquico y centrado en su propio clan familiar haciendo difícil la
construcción de una organización partidista. El 20NOV21 Bolsonaro anunció su
afiliación al Partido Liberal con el cual concurrirá a las elecciones de este
año.
Su alianza con corrientes y pastores evangélicos y
especialmente con la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios, son uno de
los principales activos que Bolsonaro está mostrando con vistas al reto
electoral. La celebración de elecciones de gobernadores el mismo día de las
presidenciales hace que las alianzas partidistas estadales influyan
directamente en el empuje de las campañas y en los resultados de la disputa
presidencial. Financiamiento de las arcas fiscales y tiempo gratuito de
televisión son recursos que aportan los partidos y que son claves para las
campañas. Bolsonaro habría logrado construir alianzas partidistas estadales en
São Paulo, Rio de Janeiro, Minas Gerais y en otros estados de alto porcentaje
poblacional. Mientras Lula da Silva parece imbatible en el nordeste, Bolsonaro
podría avanzar en las mayores concentraciones de votantes.
Los resultados de las elecciones presidenciales de Brasil
son aún una incógnita.
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