Armando Benedetti, Gustavo
Petro, Laura Sarabia y Alvaro Leyva en la embajada de Colombia en Caracas el 07ENE23. Foto:@aabenedetti
Informe Otálvora del 10 de marzo de 2023
El
gobierno de Gustavo Petro rápidamente se ha cubierto de señales de corrupción y
vínculos con el narcotráfico que habrían comenzado incluso desde la propia
campaña electoral.
Información
hecha pública por su exposa, dan cuenta que el hijo del presidente de Colombia,
Nicolas Petro Burgos, recibió importantes sumas de dinero de reconocidos
narcotraficantes destinados a financiar la campaña electoral de su padre.
Nicolas
Petro Burgos, además, tras haber triunfado su padre en las elecciones del
19JUN22, adelantó a su exesposa Day Vásquez que él haría grandes negocios con
la empresa petroquímica Monómeros, propiedad del estado venezolano y localizada
en Barranquilla, Colombia. “Esto es para una vaina grande que vamos a manejar”
habría dicho Nicolas Petro a su exposa, según la Revista Semana.
Tal como
reportara este Informe, Petro y su embajador ante Maduro, Armando Benedetti,
mostraron especial interés en avanzar rápidamente en la devolución de Monómeros
a la dictadura chavista ya que la empresa permanecía bajo control de
representantes de la oposición venezolana.
La junta
directiva designada por Maduro, inscrita en la Cámara de Comercio de
Barranquilla el 09SEP22, incluyó a dos ciudadanos colombianos, Rodrigo Ramírez
Salazar y Cristóbal Padilla Tejeda vinculados con el gobierno Petro. El 19SEP22,
el embajador de Maduro en Bogotá, Félix Plasencia, firmó con el superintendente
de Sociedades de Colombia, Billy Escobar, un acuerdo mediante el cual Colombia
devolvía Monómeros al régimen chavista y reconocía la junta directiva designada
por Maduro. Tres días después, el embajador Benedetti ya anunciaba el primer
gran negocio entre el gobierno Petro y Monómeros con la compra de 16 mil
toneladas de urea a Venezuela.
Hoy en día
se sabe que Rodrigo Ramírez, el directivo de la empresa Monómeros designado por
Maduro, es amigo, socio y compañero de política del hijo de Gustavo Petro. Además,
el embajador Benedetti y Nicolás Petro son aliados políticos en la costa
colombiana. Benedetti fue el jefe de campaña de Gustavo Petro la cual habría
recibido dinero del narcotráfico por intermedio de Nicolas Petro. Mucha tela de
donde cortar…
La noche
del 11MAR23 circulaban en Bogotá rumores sobre la renuncia o virtual
destitución de Benedetti. Gustavo Petro llamó con carácter de urgencia a su
embajador a Bogotá y lo recibió el 09MAR23 en la Casa de Nariño. El tema de Nicolás Petro habría sido el asunto que motivo esa citación del embajador y
asesor a Palacio.
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Y por si
fuera poco. La esposa de Gustavo Petro, Verónica Alcocer, incluyó en su viaje a
Italia con visita al papa Francisco en el Vaticano el 14ENE23 y en su viaje a
Caracas para reunirse con Cilia Flores en el Palacio de Miraflores el 31ENE23,
a un empresario amigo de la familia de nombre Manuel Grau, a quien presentó
como funcionario público asesor del despacho de la Primera Dama. Grau forma
parte de un grupo de españoles que recibieron la nacionalidad colombiana a
pocas semanas de la toma de posesión de Petro, alguno de ellos relacionado con
la banda terrorista Terra Lliure. Verónica Alcocer visitó el Palacio de
Miraflores sin hacerse acompañar de funcionarios de la cancillería colombiana.
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Por
cierto. El canciller de Colombia, Álvaro Leyva Durán, viajó a Venezuela el
07MAR23 con el exclusivo propósito de sostener una reunión privada con Nicolás
Maduro. El encuentro se produjo en momentos cuando en Ciudad de México se
discutían detalles finales de un acuerdo entre Petro y la narcoguerrilla del
ELN. Como ya había ocurrido durante la visita de la primera dama colombiana a
Miraflores, Leyva Durán no se hizo acompañar del embajador Benedetti o alguno
de los funcionarios diplomáticos acreditados por Colombia en Caracas. Muchos
secretos al parecer corren entre Gustavo Petro y Maduro.
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A
propósito de los diez años del anuncio de la muerte de Hugo Chávez, se produjo el
05MAR23 en Caracas una concentración de las principales cabezas del
castrochavismo continental. En el evento central con Nicolás Maduro como
maestro de ceremonia, tomaron la palabra el nicaragüense Daniel Ortega, los
exmandatarios de Bolivia, Ecuador y Honduras, Evo Morales, Rafael Correa y
Manuel Zelaya, el primer ministro de San Vicente y Granadinas Ralph Gonsalves
presentado por Maduro como “el King león del Caribe”, el presidente de Bolivia
Luis Arce y el cierre correspondió a Raúl Castro. En el presídium, en segunda
fila aparecía entre otros activistas extranjeros, el brasileño João Pedro
Stédile, jefe del violento “Movimiento de Trabajadores Sin Tierra”, encargado
de los “movimientos sociales” de la alianza castrochavista ALBA y cabeza del
aparato de choque callejero del partido de Lula da Silva.
El acto
formó parte de un conjunto de eventos para la exaltación de Chávez y la
celebración de diez años de permanencia de Maduro en el poder. El chavismo se
siente cómodo, la presión internacional se ha reducido, la oposición interna
está enfocada en una lucha intestina por la candidatura para unas hipotéticas
elecciones y, como en tiempos de Chávez, nuevamente el régimen organiza eventos
festivos de amalgamiento político en Caracas con sus aliados extranjeros. La
presencia de Castro, poco dado a viajar fuera de Cuba, dejaba ver la
continuidad del eje La Habana - Caracas como epicentro de la agenda política
castrochavista que a su vez extiende manto protector a la dictadura de Daniel
Ortega. El colombiano Gustavo Petro no asistió al evento de recordación de su
viejo amigo Chávez pero estuvo representado por su embajador ante Maduro,
Alberto Benedetti. La ausencia de Cristina Kirchner, Dilma Rousseff y Lula da
Silva dejó en el ambiente que no todo es armonía entre las distintas alas de la
izquierda continental.
La
posición crítica del chileno Gabriel Boric con las dictaduras de Venezuela y
Nicaragua, el distanciamiento preventivo de Lula y Petro con la dictadura de
Nicaragua, los enfrentamientos entre Evo Morales y el presidente Luis Arce en
Bolivia y de Cristina Kirchner contra Alberto Fernández en Argentina, mantienen
focos de perturbación al interior de la aparentemente homogénea izquierda
continental.
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Lula da
Silva se está proponiendo como intermediario en el conflicto político
venezolano. Celso Amorim, mano derecha de Lula en asuntos de diplomacia
paralela, tras visitar Caracas afirmó que “Brasil será ciertamente un actor
importante y reconocido” (…) “oí palabras de agradecimiento por la visita de
todos con quienes conversé”. Al parecer Amorim se refería al proceso de
negociaciones que Maduro y algunos sectores opositores han mantenido en México con
auspicio de EEUU y que permanece paralizado desde noviembre pasado por decisión
del régimen chavista.
Para una
primera aproximación directa con Nicolás Maduro tras la toma de posesión del
01ENE23, Lula da Silva no envió a Caracas a su canciller Mauro Vieira, sino a
su asesor presidencial, excanciller, fundador del Grupo de Puebla y ahora
encargado de la diplomacia presidencial directa Celso Amorim. La selección de
Amorim para esta misión reveló el carácter estrictamente político de la agenda.
El viaje del enviado de Lula se mantuvo en total secreto en Brasilia y sólo se
hizo público cuando Amorim se encontraba, el 08MAR23, ya reunido con Maduro en
el Palacio de Miraflores, lugar bien conocido por el brasileño quien en el
pasado actuó como emisario directo entre Lula y Hugo Chávez. El actual cargo
oficial de Amorim es “Asesor Especial de la Presidencia de la República” pero
en la práctica está ejerciendo como un canciller en paralelo.
Según la
versión de Maduro la visita tenía como propósito reactivar las relaciones entre
los dos países. En Brasilia, en tanto, voceros del gobierno dejaron correr la
versión según la cual el principal propósito de la conversación era ratificarle
a Maduro la posición de Lula en cuanto a la necesidad de realizar elecciones
presidenciales “competitivas” en 2024, ya que según Amorim, Brasil “da gran
importancia al proceso democrático que se está diseñando” en Venezuela. No
queda muy claro a cuál “proceso democrático” se refiere el brasileño, pero en
medios diplomáticos y de prensa en Brasilia se daba por descontado que este
mensaje a Maduro se corresponde con el ofrecimiento de Lila al gobierno de EEUU
para actuar como moderador en la crisis venezolana. En todo caso Amorim dejó
saber a la periodista Janaina Figueiredo de OGlobo que al momento de tocar el
tema electoral al dictador venezolano lo hizo suavemente, “no de manera que
pareciese que yo estaba colocando en duda que eso [las elecciones] ocurrirá”. Ya
en Brasilia, Amorim dijo a la prensa que había visto en Venezuela “un clima muy
grande de incentivo a la democracia”.
El enviado
de Lula sostuvo además un encuentro con varios representantes de la oposición,
el cual no fue hecho público por los participantes en Caracas. Amorim sólo
precisó haberse encontrado con miembros del grupo de partidos denominado G4,
específicamente con Henrique Capriles Radonski del partido Primero Justicia
archirrival de Juan Guaidó en el actual pleito por una candidatura opositora
para las hipotéticas elecciones de 2024. En 2012 y 2013 el entonces candidato
presidencial Capriles Radonski habría recibido respaldo financiero de empresas
brasileñas que simultáneamente hacían donaciones al partido oficialista PSUV.
Amorim también
se habría reunido igualmente con Gerardo Blyde, el jefe de la delegación
opositora en las paralizadas negociaciones de México y con otros representantes
partidistas como el prooficialista Timoteo Zambrano.
La
opositora María Corina Machado no estuvo en la lista de los visitados por el
enviado de Lula.
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Según
Amorim, entrevistado por Figueiredo el 10MAR23, Maduro habría reconocido que el
gobierno de Venezuela adeuda a Brasil cerca de mil millones de dólares y habría
ofreció pagar “cuando pueda”. Este punto desmintió la versión expuesta el
23ENE23 por Lula en Buenos Aires, donde afirmó que Maduro estaba en mora con el
Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil, porque el gobierno
de Jair Bolsonaro no quería recibir los pagos. Según cifras oficiales, al 30SEP22 los pagos
vencidos y no cumplido por Venezuela sumaban US$ 682 millones además de US$ 120
millones prontos a vencer. Esta deuda corresponde con desembolsos por más de
1,5 millardos que el BNDES, bajo los gobiernos de Lula da Silva y Dilma
Rousseff, realizaron especialmente a favor de constructoras brasileñas que
mantenían contratos con el régimen chavista y que, simultáneamente, financiaban
a Lula y su partido.
Tras el
paso de Amorim por Caracas, la cancillería de Maduro envió el 10MAR23 a
Brasilia un funcionario de tercer escalón, el viceministro para América Latina,
con el objeto de sostener reuniones de coordinación con la cancillería
brasileña de Itamaraty para diseñar una agenda de trabajo bilateral.
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Apenas dos
días después del paso del enviado de Lula por Caracas pidiendo elecciones
“competitivas”, el régimen chavista confirmó lo que no es secreto. Jorge
Rodríguez, alto jerarca del régimen y negociador en nombre de Maduro, dejó
saber que “no va a firmar ningún acuerdo, con ese sector de la oposición
venezolana hasta que esté cien por ciento libre de sanciones, hasta que no se
levanten las 765 medidas coercitivas unilaterales”.
Los
sectores de la oposición que participan en las pláticas llamadas negociaciones
de México, han alegado que persiguen justamente, alcanzar acuerdos para unas
elecciones generales “competitivas”. Cuando fueron retomadas las conversaciones
el 26NOV22, la oposición empujada por el gobierno de EEUU, suscribió un acuerdo
para procurar la liberación de recursos financieros del estado venezolano congelados
por gobiernos y bancos extranjeros. El gobierno de Joe Biden, dando como bueno ese
acuerdo, procedió ese mismo día a liberalizar algunas sanciones al régimen
incluyendo el permiso para que la petrolera Chevron reiniciara explotación y
exportación de crudo desde Venezuela y suministrara a la estatal Pdvsa de
insumos procedentes de EEUU. Desde entonces el gobierno Maduro se ha negado a
retomar las conversaciones con la oposición la cual había prometido que a
partir de una segunda ronda, a celebrarse en diciembre de 2022, comenzaría la
negociación “de fondo” sobre los aspectos políticos, es decir, condiciones
electorales entre otros.
El régimen
chavista nuevamente ha dejado saber que no negociará condiciones electorales,
condicionando posibles acuerdos a que EEUU y la Unión Europea anulen las
sanciones que pesan sobre cientos de altos jerarcas del chavismo y sobre las
empresas estatales.
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