jueves, 22 de mayo de 2014

Jaime Lusinchi: Del barro de Unare a Miraflores

Jaime Lusinchi del barro de Unare a Miraflores

Por Edgar C. Otálvora

El hijo de una humilde mujer que se enfrentó a la dictadura y llegó a la Presidencia de Venezuela.


 

 


El barro de Unare  


         El hijo de María Angélica


            El Salón del Senado del Palacio Federal de Caracas había sido dispuesto para recibir a los parlamentarios recién electos, al cuerpo diplomático, invitados especiales incluyendo a jefes de estado de países amigos. Desde la mesa de la Presidencia, con la banda tricolor al pecho y la joya de la Orden del Libertador al cuello, el recién juramentado presidente de la República, Jaime Lusinchi, pronunciaba su discurso de toma de posesión.

            En lugar privilegiado entre los asistentes, una anciana de menuda estatura, pronta a cumplir noventa años de edad, seguía las palabras que su hijo pronunciaba. Corría el mes de marzo de 1984 y el mayor de sus hijos se convertía aquel día en Presidente de la República de Venezuela.  

            Hacia el final del discurso, Lusinchi expresó frases autobiográficas que recordaban su origen humilde, su condición de hijo sin padre y la percepción de haberse transformado en un primo entre pares del liderazgo de la mayor fuerza política del país, el partido Acción Democrática:

“Sé de donde vengo, y cómo existencialmente me debo al pueblo, al noble pueblo nuestro de tan generosa estirpe. Hechura colectiva me siento, en la medida en que sólo amor de mujer y acento militante de pueblo me dieron forma, aliento y condición. Lo demás fue esfuerzo sin tutelas de quien quiso honrar siempre su condición venezolana.”[i]       

 

         Amor de mujer


            El 27 de mayo de 1925 nació Jaime Ramón Lusinchi. Dos nombres y un apellido.           Nació en Clarines, población situada a orillas del río Unare, a setenta kilómetros al oeste de Barcelona en el oriente de Venezuela. Su madre, María Angélica Lusinchi Requena, era hija del general Francisco Lusinchi Armas, cuyo cuerpo reposa en el colonial templo de Clarines, en señal de la importancia social de familia. Francisco Lusinchi Armas era a su vez, hijo del inmigrante de origen corso Francisco Lusinchi Maitan.[ii]

            A finales del siglo XIX, los miembros de la familia Lusinchi adquirieron relevancia en Clarines debido a la actividad comercial y ganadera a la cual se dedicaron. Francisco Lusinchi Armas, además de próspero comerciante decidió entrar en la actividad política, al igual que otros miembros de la comunidad corsa de los puertos del oriente venezolano. Lusinchi se incorporó al ejército conducido por el general Nicolás Rolando para participar en el fracasado intento por derrocar al gobierno de Cipriano Castro, conocido como la Revolución Libertadora (1901-1903). Luego, ya durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, Lusinchi Armas permaneció preso durante ocho años en la cárcel de La Rotunda en Caracas. Murió en 1918 a los sesenta y cinco años de edad. El largo encierro del padre y la persecución del gobierno hicieron que la próspera familia Lusinchi Requena fuera a la bancarrota.[iii]

            Doña María Angélica mudó de residencia hasta Maiquetía en el litoral central venezolano, donde Jaime recibió el bautismo. Al poco tiempo, madre e hijo se instalarían en Puerto Píritu.[iv]

            A veinte kilómetros al este del natal Clarines y frente al mar, en Puerto Píritu, Jaime Lusinchi aprenderá sus primeras letras y terminará su educación básica. Mientras tanto, su madre se convertirá en la costurera del pueblo con lo cual hará frente a los gastos de su prole, la cual creció en 1927 con el nacimiento de Francisco Lusinchi. La familia se mudó hasta la capital del Estado, Barcelona, para que Jaime continuara sus estudios de secundaria. Su madre, para mantener a su familia, fundó una casa de pensión. En 1941 la familia Lusinchi había crecido en número. A sus dos hijos, Doña María Angélica había sumado tres huérfanos a quienes daba abrigo. Ese año Jaime finalizó sus estudios de secundaria en el Colegio Federal de Barcelona y manifestó sus deseos de estudiar medicina. La familia vuelve a emigrar, esta vez a la capital del país. Entre las esquinas de Pájaro y Tejar, en la parroquia de Santa Rosalía, la madre instala una pensión que se hace lugar de llegada para estudiantes venidos de Barcelona, Píritu o Clarines. Con la módica renta pagada por los paisanos alojados en la pensión, Doña Angélica logró atender los requerimientos de sus dos hijos, ambos con deseos de ser médicos.

 

         El estudiante político


            La llegada de los Lusinchi a Caracas en 1941, coincide con el inicio del gobierno del general Isaías Medina Angarita y con la etapa de constitución de los que, con el correr del tiempo, se convertirían en los principales partidos políticos del siglo XX venezolano.

            De acuerdo a sus biógrafos, Lusinchi habría realizado tareas políticas durante sus años de estudios secundarios. Haciendo uso de sus habilidades como mecanógrafo, habría prestado apoyo a las tareas propagandísticas del dirigente del clandestino Partido Democrático Nacional PDN, Antonio Leidens, profesor de historia y filosofía del Colegio Federal de Barcelona. Leidens, con veinte años de edad, fue la primera guía política del adolescente Jaime Lusinchi. En algún momento, Lusinchi habría estado en peligro de ser detenido por la policía ante acusaciones de ser autor de material escrito a máquina y de carácter propagandístico.[v]

            En 1941, a los dieciséis años de edad Lusinchi inicia sus estudios de medicina. Primero en la Universidad de los Andes en Mérida y luego en la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Mientras tanto, en la calle, Rómulo Betancourt quien acababa de regresar de su segundo exilio, está junto a sus compañeros del PDN organizando un nuevo partido. En septiembre el gobierno de Isaías Medina Angarita permite la legalización del partido Acción Democrática. Betancourt lanza la consigna de “ni un solo distrito, ni un solo municipio, sin un organismo del partido”, comenzando así la construcción de un aparato partidista sin precedentes en la historia venezolana. Acción Democrática mantendría las posiciones del PDN, denunciando el carácter espurio del gobierno de Medina Angarita por ser resultado de votaciones amañadas de segundo y tercer grado. Las exigencias de voto directo, universal y secreto para elegir los poderes públicos era la bandera central del partido AD.[vi]

            Lusinchi combinó su carrera de estudiante meritorio de medicina con su creciente participación política. En la vieja sede de la Universidad Central de Venezuela se destacó como dirigente estudiantil ocupando cargos de delegado estudiantil, directivo de la Sociedad de Estudiantes de Medicina, miembro del Consejo de la Escuela de Medicina, vicepresidente del Consejo Supremo de la Federación de Estudiantes de Venezuela, presidente de la Asociación de la Juventud Venezolana, y esencialmente, responsable de AD en la Facultad de Medicina.[vii] A su actividad política estudiantil, Lusinchi sumó su trabajo de apoyo en las oficinas que el naciente movimiento sindical de AD mantenía en el centro de Caracas. El 18 de octubre de 1945, día del golpe de estado en el cual los dirigentes de su partido estaban involucrados, el joven militante Lusinchi recibió instrucciones, primero de concentrarse en la casa distrital del partido, y luego de participar en la toma del Cuartel San Carlos, sede del principal arsenal de la ciudad.[viii]

            El golpe de estado fue exitoso y llevó a la formación de una Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt y de la cual formaron parte Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Luis Bertrán Prieto, Edmundo Fernández, y los capitanes Carlos Delgado-Chalbaud Gómez y Mario Vargas Cárdenas.

            En octubre de 1945, el doctor Juan Oropeza, figura prominente de las luchas estudiantiles de 1928 contra la dictadura gomecista, asume como Rector de la Universidad Central de Venezuela.[ix] Un mes después, en acto solemne presidio por Rómulo Betancourt, el doctor Oropeza declaró abierto el nuevo año escolar. En nombre de los estudiantes de la universidad, el bachiller Jaime Lusinchi pronunció un discurso del cual la prensa caraqueña dio cuenta al día siguiente: “En tono encendido, con un juvenil fervor revolucionario pasó revista valientemente al significado de la Revolución de Octubre, y tuvo frases de admonición para los que, a través de muchos lustros, habían desangrado las entrañas de la Patria, los oligarcas macheteros y los extractores del tesoro público”. [x]  El escritor Rómulo Gallegos y el cuerpo diplomático acreditado en Caracas formaban parte del público.

            Dos años después, el 27 de septiembre de 1947, Jaime Lusinchi concluyó los estudios de medicina como parte de la Promoción “Domingo Luciani”. Su tesis de grado combinaba la profesión escogida con su vocación política: “Hipertensión en obreros del Seguro Social”. Ya el hijo de Doña María Angélica era Doctor en Ciencias Médicas. 

            Tres meses más tarde contrajo matrimonio con su paisana y colega Gladys Castillo Cardier. Ambos habían cursado juntos sus estudios de medicina formando parte de la misma promoción. Ambos dedicarían los siguientes años de vida al ejercicio de la medicina en medio de una creciente represión política.


           

         Médico en dictadura


         La lucha clandestina


            El joven doctor decide iniciar la carrera profesional en su estado natal, en zonas donde la actividad petrolera había ido formando núcleos de la novísima población obrera venezolana. Lusinchi comienza en 1947 su actividad como médico rural en las poblaciones de Cantaura y San Joaquín. En paralelo cumpliría con su actividad política como miembro de AD, en condición de encargado de la zona sur del estado Anzoátegui.

            En Caracas, como parte de los cambios políticos generados por la Junta Revoluciona de Gobierno, durante el año 1947 tiene lugar una asamblea constituyente que aprueba la nueva carta política venezolana. El 05 de julio quedó aprobada la primera constitución de Venezuela que consagró el voto como un derecho de todos los ciudadanos mayores de 18 años: la elección de los poderes públicos sería entonces mediante el voto universal, directo y secreto. El 14 de diciembre se cumplieron las elecciones generales para escoger Presidente de la República, senadores y diputados al Congreso Nacional, diputados a las asambleas legislativas estadales y los miembros de los concejos municipales. Ese día, el escritor Rómulo Gallegos, candidato de AD, ganó la Presidencia de la República con el 74 por ciento de los votos. El 15 de febrero de 1948 Rómulo Gallegos tomó posesión del cargo.[xi]

            El partido Acción Democrática, ya desde las elecciones de 1946 para elegir la Asamblea Constituyente, se mostró como la principal fuerza política en el oriente venezolano, con votaciones por encima del ochenta por ciento en los estados Anzoátegui, Monagas y Sucre.[xii] A raíz de las elecciones generales de diciembre de 1947, el doctor Jaime Lusinchi, postulado por AD, se convirtió en Presidente del Concejo Municipal del Distrito Freites del estado Anzoátegui.

            El 24 de noviembre de 1948 un golpe militar da al traste con el primer gobierno venezolano electo en libres y universales comicios. El poder es asumido por la Junta Militar formada por los tenientes coroneles Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis Llovera Páez, el primero había sido el Ministro de la Defensa, y el segundo, Jefe del Estado Mayor General durante el corto gobierno democrático. El presidente Gallegos fue detenido y expulsado del país el 05 de diciembre. El expresidente de la Junta de gobierno y máximo dirigente de Acción Democrática, Rómulo Betancourt, perseguido por la policía del régimen debió solicitar asilo diplomático en la Embajada de Colombia. El 07 de diciembre de 1948, la Junta Militar en Consejo de Ministros emitió un decreto disolviendo al partido Acción Democrática, clausurando sus medios de propaganda y ordenando a los gobiernos estadales que tomaran posesión de las instalaciones del partido en cada región. El mismo día de emitido el decreto las policías de Caracas, San Cristóbal y Valencia allanaron las sedes de periódicos vinculados con AD. Los miembros del gabinete ministerial del presidente Gallegos e importantes dirigentes del partido fueron hechos presos y luego, entre abril y septiembre, liberados bajo la condición de abandonar el país.[xiii]

            El golpe de 1948 puso final a la experiencia edilicia de Lusinchi, quien comenzó a actuar como Secretario General del clandestino partido AD. Su trabajo como militante de la perseguida organización política lo hará desde la población petrolera de San Tomé, en donde junto a su esposa,  trabaja como médico en el hospital de la empresa petrolera Mene Grande Oil Company. El 01 de mayo de 1950, se inicia una huelga petrolera en todo el país, la cual fue declarada ilegal por el gobierno militar. Los campos petroleros fueron tomados por efectivos de la Fuerza Armada de Cooperación, se prohibió el libre tránsito en las poblaciones petroleras y se suspendió el suministro de agua, electricidad y gas a las viviendas de los obreros.[xiv] En ese ambiente, el doctor Lusinchi, adeco conocido y residente en un campo petrolero, fue arrestado para ser interrogado.

            La familia Lusinchi Castillo cambió nuevamente de residencia para instalarse en Caracas. Lusinchi comenzaría a ejercer su profesión como médico interno en el Hospital de Emergencias de Salas y en el Seguro Social. El trabajo político, cada vez más arriesgado, lo cumpliría desde la Secretaría Nacional de Propaganda y la Secretaría Nacional de Organización, donde actuó como adjunto de Luis Troconis Guerrero y Luis Manuel Peñalver respectivamente.[xv]

            En 1951 el aparato clandestino nacional de AD era dirigido por Alberto Carnevalli y Leonardo Ruiz Pineda. Carnevalli fue hecho preso el 08 de mayo de 1951 y logró escaparse el día 26 de julio cuando fue trasladado desde la Cárcel Modelo hasta el Puesto de Socorro de la Esquina de Salas. Junto a José Manzo González, Jaime Lusinchi había hecho posible la fuga de uno de los más perseguidos dirigentes políticos.[xvi]

            Lusinchi pasa a formar parte del clandestino Comité Ejecutivo Nacional de AD en el año 1951 y es nombrado Secretario de Organización. El 25 de febrero de ese año, la “Sección Político Social” de la policía política del régimen militar, la Seguridad Nacional, detiene a Lusinchi acusándolo de actividades políticas y de prestar apoyo a Ruiz Pineda. Permaneció detenido treinta y un días en los calabozos de la Seguridad Nacional, donde las torturas de que fue objeto le causaron daños permanentes en su columna vertebral. La presión del gremio médico ante las evidencias de tortura contra el doctor Lusinchi, llevó a que el gobierno lo trasladara a la Cárcel Modelo de Caracas y luego, en abril de 1952, ordenara su destierro.[xvii]

 

         El exilio


            El desterrado Lusinchi comenzó su exilio en Buenos Aires. Por recomendación de su antiguo profesor de pediatría, Pastor Oropeza, fue recibido por el profesor Juan P Garrahan. Gracias a las gestiones de Garrahan, Lusinchi fue designado médico residente extranjero en el Hospital General de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires, iniciando  estudios de postgrado en pediatría.

            A finales del año 1952, Lusinchi se trasladó a Santiago de Chile donde finalizó su curso de postgrado en pediatría y ejerció como médico de planta del Hospital Roberto del Río de Santiago de Chile. Bajo la tutela del doctor Arturo Seroggie, Lusinchi ascendió en el escalafón médico desde “interno rotatorio” hasta “primer adjunto” al servicio de pediatría, ingresó a sociedades médicas chilenas y publicó trabajos de investigación médica en la Revista Chilena de Pediatría.

            En 1956, el doctor Lusinchi viaja a los Estados Unidos para trabajar en el hospital de la Universidad de Cornell, el Lincoln Hospital de New York. Lusinchi ingresó con el rango de Junior Asistant Resident, para luego ser ascendido a jefe del servicio de pediatría. En 1957 cambió de sitio de trabajo para ejercer como médico residente en el hospital universitario de la New York University.                       

            A la vida profesional de Lusinchi, tanto en Chile como en los Estados Unidos, se sumó a actividad política en los grupos de exiliados venezolanos. En 1957, Rómulo Betancourt en el exilio desde enero de 1949, parte de Puerto Rico para instalarse en la ciudad de New York, donde se encuentra con dos compañeros de su confianza: Jaime Lusinchi y Simón Alberto Consalvi.[xviii] New York se había convertido en lugar de residencia de los más importantes dirigentes políticos democráticos venezolanos de la época, Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt, a quienes se uniría Rafael Caldera cuando salió al exilio hacia el final de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.


 

         Político en democracia          


            La huida de Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958 determinó el regreso de los exiliados al país, y el inicio de la organización de la actividad política de los partidos. Lusinchi vuelve a Venezuela en 1958 para comenzar a ejercer cargos en la dirección del partido AD y para presentar su nombre como candidato en las primeras elecciones del período democrático que comenzaba. En diciembre de 1958 se realizan elecciones generales. Rómulo Betancourt, el fundador de AD, llegaba a la Presidencia de la República, esta vez por la vía de los votos y con el 48,8 por ciento del apoyo electoral.

            Lusinchi, quien ejercía la Secretaría de Asuntos Internacionales de AD, logró ser electo Diputado al Congreso Nacional en representación de su estado natal. Comenzaría así para Lusinchi una larga carrera como parlamentario. Fue electo Diputado en las elecciones de 1958, 1963, 1968 y 1973. En 1978 se postuló y ganó una de las senadurías por el estado Anzoátegui.[xix]

            Por veinticinco años consecutivos, el doctor Lusinchi fue parte del equipo parlamentario del partido AD. Veinticinco años en los cuales se convirtió en uno de los nombres referenciales en la dirección nacional adeca.

            En febrero de 1968, la Convención Nacional de AD designa al para entonces diputado Carlos Andrés Pérez, como Secretario General, tras la división causada por Luis Prieto Figueroa y Jesús Paz Galarraga.[xx] En consecuencia, Pérez abandona su posición como jefe de la fracción parlamentaria del partido la cual es encomendada a Jaime Lusinchi. Por once años, el diputado Lusinchi ejercería esa posición.

 

         El partido de Betancourt


            La elección de Carlos Andrés Pérez como candidato de AD para las elecciones del año 1973 y su posterior triunfo, significó el principio del relevo generacional dentro del partido fundado por Rómulo Betancourt. Las sucesivas presidencias de Betancourt (1959-1964) y Raúl Leoni (1964-1969) y la candidatura presidencial de Gonzalo Barrios en las elecciones del año 1969, cubrieron una etapa en la cual las opciones electorales presidenciales provenían de entre los fundadores del partido. Con el triunfo de Pérez se abrió el camino para que dirigentes de generaciones posteriores a la de los viejos fundadores, pudieran aspirar a la nominación presidencial. Alrededor de Pérez en 1973 se constituyó una mayoría integrada por dirigentes regionales y de la llamada “generación intermedia”, como David Morales Bello, Octavio Lepage, Jaime Lusinchi y Carlos Canache Mata.[xxi] También se creó la impresión de que el camino a la candidatura dependía del control que se tuviera del aparato partidista y ello dependía de quién ejerciera la Secretaría General.

            Para las elecciones de 1978, con el visto bueno de la vieja guardia representada por Rómulo Betancourt y Gonzalo Barrios, el partido escogió mediante elecciones internas a Luis Piñerúa Ordaz como su candidato a la Presidencia de la República. Piñerúa había sido electo en 1975 Secretario General del partido, con el expreso apoyo de Rómulo Betancourt y desde allí promovió su nombre en busca de la nominación presidencial. En 1978 el diputado Jaime Lusinchi presentó, sin éxito, su nombre a consideración del partido.

            Pese a su derrota en las elecciones internas, Lusinchi logró reunir alrededor de su nombre a un largo grupo de dirigentes nacionales y estadales de AD.[xxii] El Presidente Carlos Andrés Pérez no se pronunció a favor de la opción Lusinchi evitando una confrontación con Rómulo Betancourt y la vieja guardia[xxiii], pero dirigentes adecos del denominado carlosandresismo habían hecho causa común con Lusinchi en su campaña interna. El 12 de agosto de 1978, el presiente Pérez invitó al candidato presidencial Luis Piñerúa Ordaz y al derrotado Lusinchi para un almuerzo privado en la residencia presidencial de La Casona en Caracas. Gonzalo Barrios, el presidente de AD, habría sido el cuarto comensal en la mesa. Aquella tarde Lusinchi informó a los presentes que sabiéndose apoyado por el cuarenta por ciento de la militancia, se proponía presentar su nombre para ocupar la Secretaría General del partido, una vez superada la coyuntura electoral de diciembre.[xxiv] Lusinchi anunciaba su disposición, con cinco años de anticipación, para luchar nuevamente por la postulación presidencial.

            Las elecciones del 03 de diciembre de 1978 dieron la victoria al candidato socialcristiano Luis Herrera Campíns (1979-1984) con el 46,7 por ciento de los votos.[xxv] Luego, en junio de 1979, a la derrota de Luis Piñerúa Ordaz le siguió el triunfo en la mayoría de los gobiernos municipales del país, de los candidatos presentados por el partido COPEI. El 50 por ciento de los gobiernos municipales quedaron en manos del ahora gobernante partido COPEI.[xxvi] El revés del candidato de la ortodoxia adeca y la derrota de junio abrió las puertas a un proceso de fuerte conflicto dentro de AD.

            Piñerúa Ordaz, presentándose como el heredero político de Rómulo Betancourt, quien por lo demás aún vivía, organizó junto con el principal líder del partido COPEI, Rafael Caldera, y con el apoyo del gobierno de Luis Herrera Campíns, un esquema para golpear al sector del carlosandresismo dentro de AD. Una alianza de mutua conveniencia ya que Caldera aspiraba a la reelección presidencial para 1984 y veía en Pérez y su grupo dentro de AD, al principal rival a vencer. Por su parte, Piñerúa quien acusaba a Pérez de ser uno de los causantes de su derrota, aspiraba a conservar el control del aparato partidista liquidando a los rivales que amenazaban con exigir una reestructuración.[xxvii] Una denuncia de corrupción administrativa contra funcionarios del gobierno de Pérez fue transformada en causa contra el expresidente, la cual fue ventilada en el Congreso Nacional. La alianza entre Piñerúa y Caldera logró que en el seno de AD se pronunciara contra Pérez una Comisión de Ética integrada por miembros de la ortodoxia conservadora.[xxviii] El CEN de AD, reunido el 23 de octubre de 1979 rechazó el informe de la Comisión de Ética, con lo cual comenzó el fracaso de la estrategia de Piñerúa y Caldera. Finalmente el 08 de mayo de 1980, el Congreso Nacional condenó a Pérez por “responsabilidad política” en el llamado “Caso Sierra Nevada” y lo exoneró de “responsabilidad moral y administrativa”.[xxix] La intentona del sector conservador de AD de neutralizar al sector renovador, mediante la condena a su principal figura, había fracasado. Incluso, el fundador Rómulo Betancourt cada vez más reducido en su influencia dentro del partido, no habría acompañado a Piñerúa en esta maniobra.

            En paralelo, en el interior de AD se vivían momentos de tensión desde el mismo día de la derrota de diciembre de 1978.  El 17 de enero de 1979, el CEN de AD decidió nombrar una comisión especial, integrada por Gonzalo Barrios y Alejandro Izaguierre, Presidente y Secretario General, respectivamente. Luego, la derrota del 03 de junio colocó en el tapete los temas de la reorganización y la elección de nuevas autoridades.

            A cuatro días de la derrota en las elecciones municipales, el diputado Jaime Lusinchi, en la sede de la fracción parlamentaria en el Congreso Nacional, emitió un documento en el cual presentó un cuadro crítico de la organización del partido e hizo pública su aspiración a la Secretaría General de AD. En el documento, Lusinchi afirmaba que la derrota electoral revestía una profunda gravedad para AD y para el país “ante el cual se abren serias interrogantes, por el predominio de un partido de inspiración derechista y pretensiones hegemónicas, así como fortalecidos esquemas de la extrema izquierda”.[xxx]

            La situación del partido donde había militado desde su juventud, la retrató enumerando una larga lista de factores que debían ser superados:

“la falta de actualización de la doctrina del partido; la insuficiente modernización de sus estructuras organizativas y funcionales; fallas estratégicas y reiteración de errores en importantes decisiones políticas y electorales; abandono de la formación y captación de líderes; falta de incorporación efectiva de los jóvenes y mujeres; falta de participación real de la base partidista, especialmente del vasto sector obrero y campesino, así como del área profesional y técnica y de una clase media emergente que afirma su papel; mediatización de la democracia interna y del libre juego de ideas y posiciones, en función de resolver exigencias circunstanciales; marginamiento, por diversas causas, de importantes cuadros. En síntesis, se ha permitido, que ante un país en avance dinámico, el partido se haya rezagado y disminuido su eficiencia, hasta niveles que podría poner en peligro su propia supervivencia.”[xxxi]

            Lusinchi desde aquel día comenzó a ser conocido como “el campeón del retorno de AD al poder”.

            Tras su postulación, el sector ortodoxo del partido intentó posponer la renovación de las autoridades partidistas mediante una decisión de consenso que prolongara el mandato de Alejandro Izaguirre en la Secretaría General. El 25 de septiembre de 1979, el CEN de AD conoció un documento suscrito por cincuenta y seis dirigentes, encabezados por Rómulo Betancourt, quienes alertaban contra “el enguerrillamiento interno entre partidarios de candidaturas contrapuestas a la Secretaría General”[xxxii], y propugnaba una solución de consenso. La realización del CEN había sido precedida de un encuentro propiciado por Rómulo Betancourt entre Alejandro Izaguirre, Gonzalo Barrios, Luis Piñerúa Ordaz y Carlos Andrés Pérez, realizado en día 20 de septiembre, con el objeto de acordar una solución política al conflicto planteado en el seno del partido. Aquella tarde Carlos Andrés Pérez se negó a apoyar la solución consensual propuesta por Betancourt y que significaba el fin de las aspiraciones de Jaime Lusinchi. La reunión del 20 fue el anticipo de los resultados de la reunión del CEN del día 25: Jaime Lusinchi se negó a retirar su aspiración y la dirección nacional debió aceptar que el sector renovador había triunfado en su plan de adelantar la elección de autoridades.[xxxiii]

            El 21 de febrero de 1981, la XXI Convención Nacional de AD reunida en Caracas, eligió a Jaime Lusinchi como Secretario General del partido. Los miembros de la convención habían sido electos en el proceso interno cumplido en septiembre del año anterior. 

            Durante el año 1981 el partido se debate ante las opciones de Jaime Lusinchi y David Morales Bello, en nombre de los grupos renovadores, y de Luis Piñerúa Ordaz, que aspiraba a reunir el apoyo de la ortodoxia partidista. A mediados de año, el 20 de julio, el Buró Sindical del partido, usual aliado de la ortodoxia, anunció su apoyo a la postulación de Jaime Lusinchi como candidato a la Presidencia de la República, a cambio de la posterior designación del dirigente sindical Manuel Peñalver como nuevo Secretario General. Esta fórmula fue apoyada por Rómulo Betancourt el 03 de septiembre, en su discurso con motivo de la cena anual de los sindicalistas de AD, en la que fue su última participación en un acto público.[xxxiv] Betancourt viajó a los pocos días a New York donde falleció el 28 de septiembre de 1981.

            El 29 de octubre Jaime Lusinchi renunció a su cargo de Secretario General de AD, para competir por la candidatura presidencial. Manuel Peñalver lo reemplazaría en la   Secretaría General. 

 

         Jaime es como tú   


            El 23 de enero de 1982, los colegios electorales de AD, formados por dirigentes y amigos del partido a nivel de cada seccional estadal, votaron entre los nombres de Jaime Lusinchi y David Morales Bello para seleccionar al abanderado adeco.

            Con el respaldo del Buró Sindical, de la mayoría del CEN, de los veinticinco secretarios generales estadales y con el ahora denominado “lusinchismo”, Jaime Lusinchi obtuvo el 73 por ciento de los votos. Las encuestas de preferencia electoral de la fecha le colocaban por encima de Rafael Caldera, su más probable rival en las elecciones presidenciales de diciembre del año siguiente. Faltaban aún veintitrés meses antes de las elecciones presidenciales.

            El 29 de julio el partido AD congregó en Caracas a sus dirigentes de todo el país, para cumplir con el acto de proclamación del candidato Jaime Lusinchi, quien lo calificó como “el día más trascendental en mi vida de hombre, de ciudadano y de político”.[xxxv]

            En su discurso de aceptación de la nominación, Lusinchi habló de sus orígenes humildes al referirse al “barro del Unare donde moldeara mi existencia”. Dijo que su autobiografía era una “autobiografía colectiva” resaltando su condición de militante de AD. Al referirse a la contribución de su partido a la creación de una nueva Venezuela, afirmó que “es bueno y necesario que diga ahora y aquí, que el hecho de que Jaime Lusinchi, médico y político, pueda ser candidato a la Presidencia y Presidente de Venezuela, es el mejor testimonio de que este es un país democrático y también igualitario”.[xxxvi]

            Su discurso anunció los que serían sus temas de campaña electoral: la construcción de una democracia social y las reformas del Estado. Una y otra vez Lusinchi citó ejemplos de la contribución de AD a la democracia venezolana e insistió en el papel que debía jugar el partido. El discurso fue un adelanto de la oferta electoral que Lusinchi presentaría al país y un compromiso de que gobernaría con su partido.    

            Al referirse al tema internacional comentó sobre los asuntos fronterizos no resueltos por Venezuela. Dijo que “tenemos problemas sumamente difíciles por resolver en cuestión de delimitación y tenemos también la obligante reclamación centenaria por el territorio del Esequibo”. Luego Lusinchi afirmó:

“Somos, hemos sido siempre partidarios de la solución pacífica de las controversias. Y sobre todo, de las controversias entre países vecinos, unidos unas veces por vínculos históricos, o unidos simplemente por la geografía, lo cual indica que estaremos allí por los siglos de los siglos y que por lo tanto no buscar y no lograr soluciones racionales, sería tanto como someter a nuestra región a tensiones y conflictos capaces de enajenar nuestro futuro y amputar posibilidades de cooperación necesaria. Así como somos fieles creyentes en la solución pacífica de las controversias –y por nosotros responde nuestra historia- somos fieles también e intransigentes, en la defensa de nuestra soberanía y de nuestros derechos de pueblo pacífico”.[xxxvii]     

            La campara electoral corrió sin sobresaltos para las aspiraciones de Lusinchi, quien logró cohesionar el aparato partidista a su alrededor. “Jaime es como tú” fue una de las consignas básicas de sus promociones.

            Las elecciones del domingo 04 de diciembre de 1983 fueron de triunfo para el partido Acción Democrática. Su candidato presidencial obtuvo el 56,74 por ciento de la votación, seguido del expresidente Rafael Caldera con un lejano 34,54 por ciento.  Las elecciones parlamentarias, celebradas el mismo día, concedieron a AD una mayoría de 28 senadores sobre un total de 44. En la Cámara, del total de 200 diputados electos, 113 procedían de las listas de AD.[xxxviii] El 04 de mayo de 1984 se celebraron elecciones municipales en las cuales el partido de gobierno obtuvo el 52 por ciento de los votos, con lo cual el 60 por ciento de los gobiernos locales quedaron en manos adecas.[xxxix]

            El “campeón del retorno” había cumplido su oferta.

 

El texto forma parte de una nota biográfica sobre Jaime Lusinchi incluida en el libro “La Crisis de la Corbeta Caldas” de Edgar C. Otálvora, disponible en versión digital en AMAZON .

http://www.amazon.com/Crisis-Corbeta-Caldas-Spanish-Edition-ebook/dp/B0050E2N56/ref=tf_cw?&linkCode=waf&tag=elblodeedgcot-20
 
 




[i] Venezuela. Presidencia de la República. Lusinchi. Un buen gobierno 1984-1989. Informes de Gestión, p.21
[ii] José Hernán Briceño, Jaime Lusinchi y la revolución de los mejores, p.28.
[iii] Sobre la Revolución Libertadora: Ramón J. Velásquez, La Caída del Liberalismo Amarillo, pp.383-407. Sobre la participación de Lusinchi Armas ver: José Hernán Briceño, op.cit. pp.27-28
[iv] Guillermo Morón, Los presidentes de Venezuela, p.244.
[v] José Hernán Briceño, op.cit. pp.37-39 y Guillermo Morón, op.cit. pp.241-242.
[vi] Ramón J. Velásquez, Aspectos de la evolución política de Venezuela en el último medio siglo, pp.41-47.
[vii] Guillermo Morón, op.cit. p.250.
[viii] José Herman Briceño, op.cit. p.48.
[ix] Ver: José Jimenez Arraiz, 34 rectores de la UCV, pp.99-103.
[x] Diario La Esfera del 13 de noviembre de 1945 citado en: José Herman Briceño, op.cit. p.44.
[xi] Ramón J. Velásquez, op.cit. pp.86-89.
[xii] Venezuela. Consejo Supremo Electoral. Los partidos políticos y sus estadísticas electorales 1946-1984, p.39.
[xiii] Ramón J. Velásquez, op.cit. pp.97-105.
[xiv] Idem. p.110.
[xv] José Herman Briceño, op.cit. p.68.
[xvi] Ramón J. Velásquez, op.cit. pp.115-116.
[xvii] Guillermo Morón, op.cit. pp.249-250.
[xviii] Alfredo Tarre Murzi, Rómulo, p.308
[xix] Venezuela. Consejo Supremo Electoral, op.cit. p.137
[xx] Ramón J. Velásquez, op.cit. pp.282-283.
[xxi] Manuel Felipe Sierra, La Evolución Política (1974-1989), p.61.
[xxii] Ver. José Hernán Briceño, op.cit. pp.131-132.
[xxiii] Pastor Heydra, El vía crucis del poder, p.203.
[xxiv] José Herman Briceño, op.cit. p.134.
[xxv] Venezuela. Consejo Supremo Electoral, op.cit. p.381.
[xxvi] Idem, p.412.
[xxvii] Pastor Heydra, op.cit. pp.225-229.
[xxviii] La Comisión de Ética de AD estaba integrada por Marcos Falcón Briceño, Blas Bruni Celli, Andrés Eloy Blanco Iturbe, Juan Herrera y Luis Gonzáles Herrera. El grupo de líderes de la ortodoxia o conservadores estaba encabezado por Rómulo Betancourt, Kuis Piñerúa Ordaz, José Vargas, Arturo Hernández Grisanti. Los renovadores estaban liderados por Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi, Carlos Canache Mata, David Morales Bello, Octavio Lepage. Un grupo de conciliadores lo integraba Gonzalo Barrios, Reinaldo Leandro Mora y Alejandro Izaguirre. Ver: Ibidem. 
[xxix] Manuel Felipe Sierra, op.cit. pp.81-82.
[xxx] Citado en: José Hernán Briceño, op.cit. p.142.
[xxxi] Ibidem.
[xxxii] Citado en: Pastor Heydra, op.cit. p.222
[xxxiii] Idem, p.224
[xxxiv] Idem, p.267-271 y Manuel Felipe Sierra, op.cit. p.84.
[xxxv] Jaime Lusinchi, Frente al futuro, p.13.
[xxxvi] Idem, p.14.
[xxxvii] Idem, p.34.
[xxxviii] Venezuela. Consejo Supremo Electoral, op.cit. pp.105-116
[xxxix] Idem, p.415