Por
Edgar C. Otálvora
El
hijo de una humilde mujer que se enfrentó a la dictadura y llegó a la
Presidencia de Venezuela.
El
barro de Unare
El hijo de María Angélica
El
Salón del Senado del Palacio Federal de Caracas había sido dispuesto para
recibir a los parlamentarios recién electos, al cuerpo diplomático, invitados
especiales incluyendo a jefes de estado de países amigos. Desde la mesa de la
Presidencia, con la banda tricolor al pecho y la joya de la Orden del
Libertador al cuello, el recién juramentado presidente de la República, Jaime
Lusinchi, pronunciaba su discurso de toma de posesión.
En
lugar privilegiado entre los asistentes, una anciana de menuda estatura, pronta
a cumplir noventa años de edad, seguía las palabras que su hijo pronunciaba.
Corría el mes de marzo de 1984 y el mayor de sus hijos se convertía aquel día
en Presidente de la República de Venezuela.
Hacia
el final del discurso, Lusinchi expresó frases autobiográficas que recordaban
su origen humilde, su condición de hijo sin padre y la percepción de haberse
transformado en un primo entre pares del liderazgo de la mayor fuerza política
del país, el partido Acción Democrática:
“Sé de donde vengo, y cómo
existencialmente me debo al pueblo, al noble pueblo nuestro de tan generosa
estirpe. Hechura colectiva me siento, en la medida en que sólo amor de mujer y
acento militante de pueblo me dieron forma, aliento y condición. Lo demás fue
esfuerzo sin tutelas de quien quiso honrar siempre su condición venezolana.”[i]
Amor de mujer
El
27 de mayo de 1925 nació Jaime Ramón Lusinchi. Dos nombres y un apellido. Nació en Clarines, población situada
a orillas del río Unare, a setenta kilómetros al oeste de Barcelona en el
oriente de Venezuela. Su madre, María Angélica Lusinchi Requena, era hija del
general Francisco Lusinchi Armas, cuyo cuerpo reposa en el colonial templo de
Clarines, en señal de la importancia social de familia. Francisco Lusinchi
Armas era a su vez, hijo del inmigrante de origen corso Francisco Lusinchi
Maitan.[ii]
A
finales del siglo XIX, los miembros de la familia Lusinchi adquirieron
relevancia en Clarines debido a la actividad comercial y ganadera a la cual se
dedicaron. Francisco Lusinchi Armas, además de próspero comerciante decidió
entrar en la actividad política, al igual que otros miembros de la comunidad
corsa de los puertos del oriente venezolano. Lusinchi se incorporó al ejército
conducido por el general Nicolás Rolando para participar en el fracasado
intento por derrocar al gobierno de Cipriano Castro, conocido como la
Revolución Libertadora (1901-1903). Luego, ya durante el gobierno de Juan
Vicente Gómez, Lusinchi Armas permaneció preso durante ocho años en la cárcel
de La Rotunda en Caracas. Murió en 1918 a los sesenta y cinco años de edad. El
largo encierro del padre y la persecución del gobierno hicieron que la próspera
familia Lusinchi Requena fuera a la bancarrota.[iii]
Doña
María Angélica mudó de residencia hasta Maiquetía en el litoral central
venezolano, donde Jaime recibió el bautismo. Al poco tiempo, madre e hijo se
instalarían en Puerto Píritu.[iv]
A
veinte kilómetros al este del natal Clarines y frente al mar, en Puerto Píritu,
Jaime Lusinchi aprenderá sus primeras letras y terminará su educación básica.
Mientras tanto, su madre se convertirá en la costurera del pueblo con lo cual
hará frente a los gastos de su prole, la cual creció en 1927 con el nacimiento
de Francisco Lusinchi. La familia se mudó hasta la capital del Estado, Barcelona,
para que Jaime continuara sus estudios de secundaria. Su madre, para mantener a
su familia, fundó una casa de pensión. En 1941 la familia Lusinchi había
crecido en número. A sus dos hijos, Doña María Angélica había sumado tres
huérfanos a quienes daba abrigo. Ese año Jaime finalizó sus estudios de
secundaria en el Colegio Federal de Barcelona y manifestó sus deseos de
estudiar medicina. La familia vuelve a emigrar, esta vez a la capital del país.
Entre las esquinas de Pájaro y Tejar, en la parroquia de Santa Rosalía, la
madre instala una pensión que se hace lugar de llegada para estudiantes venidos
de Barcelona, Píritu o Clarines. Con la módica renta pagada por los paisanos
alojados en la pensión, Doña Angélica logró atender los requerimientos de sus
dos hijos, ambos con deseos de ser médicos.
El estudiante político
La
llegada de los Lusinchi a Caracas en 1941, coincide con el inicio del gobierno
del general Isaías Medina Angarita y con la etapa de constitución de los que,
con el correr del tiempo, se convertirían en los principales partidos políticos
del siglo XX venezolano.
De
acuerdo a sus biógrafos, Lusinchi habría realizado tareas políticas durante sus
años de estudios secundarios. Haciendo uso de sus habilidades como mecanógrafo,
habría prestado apoyo a las tareas propagandísticas del dirigente del
clandestino Partido Democrático Nacional PDN, Antonio Leidens, profesor de
historia y filosofía del Colegio Federal de Barcelona. Leidens, con veinte años
de edad, fue la primera guía política del adolescente Jaime Lusinchi. En algún
momento, Lusinchi habría estado en peligro de ser detenido por la policía ante
acusaciones de ser autor de material escrito a máquina y de carácter
propagandístico.[v]
En
1941, a los dieciséis años de edad Lusinchi inicia sus estudios de medicina.
Primero en la Universidad de los Andes en Mérida y luego en la Universidad
Central de Venezuela en Caracas. Mientras tanto, en la calle, Rómulo Betancourt
quien acababa de regresar de su segundo exilio, está junto a sus compañeros del
PDN organizando un nuevo partido. En septiembre el gobierno de Isaías Medina
Angarita permite la legalización del partido Acción Democrática. Betancourt
lanza la consigna de “ni un solo distrito, ni un solo municipio, sin un
organismo del partido”, comenzando así la construcción de un aparato partidista
sin precedentes en la historia venezolana. Acción Democrática mantendría las
posiciones del PDN, denunciando el carácter espurio del gobierno de Medina
Angarita por ser resultado de votaciones amañadas de segundo y tercer grado.
Las exigencias de voto directo, universal y secreto para elegir los poderes
públicos era la bandera central del partido AD.[vi]
Lusinchi
combinó su carrera de estudiante meritorio de medicina con su creciente
participación política. En la vieja sede de la Universidad Central de Venezuela
se destacó como dirigente estudiantil ocupando cargos de delegado estudiantil,
directivo de la Sociedad de Estudiantes de Medicina, miembro del Consejo de la
Escuela de Medicina, vicepresidente del Consejo Supremo de la Federación de
Estudiantes de Venezuela, presidente de la Asociación de la Juventud
Venezolana, y esencialmente, responsable de AD en la Facultad de Medicina.[vii]
A su actividad política estudiantil, Lusinchi sumó su trabajo de apoyo en las
oficinas que el naciente movimiento sindical de AD mantenía en el centro de
Caracas. El 18 de octubre de 1945, día del golpe de estado en el cual los
dirigentes de su partido estaban involucrados, el joven militante Lusinchi
recibió instrucciones, primero de concentrarse en la casa distrital del
partido, y luego de participar en la toma del Cuartel San Carlos, sede del
principal arsenal de la ciudad.[viii]
El
golpe de estado fue exitoso y llevó a la formación de una Junta Revolucionaria
de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt y de la cual formaron parte Raúl
Leoni, Gonzalo Barrios, Luis Bertrán Prieto, Edmundo Fernández, y los capitanes
Carlos Delgado-Chalbaud Gómez y Mario Vargas Cárdenas.
En
octubre de 1945, el doctor Juan Oropeza, figura prominente de las luchas
estudiantiles de 1928 contra la dictadura gomecista, asume como Rector de la
Universidad Central de Venezuela.[ix]
Un mes después, en acto solemne presidio por Rómulo Betancourt, el doctor
Oropeza declaró abierto el nuevo año escolar. En nombre de los estudiantes de
la universidad, el bachiller Jaime Lusinchi pronunció un discurso del cual la
prensa caraqueña dio cuenta al día siguiente: “En tono encendido, con un
juvenil fervor revolucionario pasó revista valientemente al significado de la
Revolución de Octubre, y tuvo frases de admonición para los que, a través de
muchos lustros, habían desangrado las entrañas de la Patria, los oligarcas
macheteros y los extractores del tesoro público”. [x] El escritor Rómulo Gallegos y el cuerpo
diplomático acreditado en Caracas formaban parte del público.
Dos
años después, el 27 de septiembre de 1947, Jaime Lusinchi concluyó los estudios
de medicina como parte de la Promoción “Domingo Luciani”. Su tesis de grado
combinaba la profesión escogida con su vocación política: “Hipertensión en
obreros del Seguro Social”. Ya el hijo de Doña María Angélica era Doctor en
Ciencias Médicas.
Tres
meses más tarde contrajo matrimonio con su paisana y colega Gladys Castillo
Cardier. Ambos habían cursado juntos sus estudios de medicina formando parte de
la misma promoción. Ambos dedicarían los siguientes años de vida al ejercicio
de la medicina en medio de una creciente represión política.
Médico en dictadura
La lucha clandestina
El
joven doctor decide iniciar la carrera profesional en su estado natal, en zonas
donde la actividad petrolera había ido formando núcleos de la novísima
población obrera venezolana. Lusinchi comienza en 1947 su actividad como médico
rural en las poblaciones de Cantaura y San Joaquín. En paralelo cumpliría con
su actividad política como miembro de AD, en condición de encargado de la zona
sur del estado Anzoátegui.
En
Caracas, como parte de los cambios políticos generados por la Junta Revoluciona
de Gobierno, durante el año 1947 tiene lugar una asamblea constituyente que
aprueba la nueva carta política venezolana. El 05 de julio quedó aprobada la
primera constitución de Venezuela que consagró el voto como un derecho de todos
los ciudadanos mayores de 18 años: la elección de los poderes públicos sería
entonces mediante el voto universal, directo y secreto. El 14 de diciembre se
cumplieron las elecciones generales para escoger Presidente de la República,
senadores y diputados al Congreso Nacional, diputados a las asambleas
legislativas estadales y los miembros de los concejos municipales. Ese día, el
escritor Rómulo Gallegos, candidato de AD, ganó la Presidencia de la República
con el 74 por ciento de los votos. El 15 de febrero de 1948 Rómulo Gallegos
tomó posesión del cargo.[xi]
El
partido Acción Democrática, ya desde las elecciones de 1946 para elegir la
Asamblea Constituyente, se mostró como la principal fuerza política en el
oriente venezolano, con votaciones por encima del ochenta por ciento en los
estados Anzoátegui, Monagas y Sucre.[xii]
A raíz de las elecciones generales de diciembre de 1947, el doctor Jaime
Lusinchi, postulado por AD, se convirtió en Presidente del Concejo Municipal
del Distrito Freites del estado Anzoátegui.
El
24 de noviembre de 1948 un golpe militar da al traste con el primer gobierno
venezolano electo en libres y universales comicios. El poder es asumido por la
Junta Militar formada por los tenientes coroneles Carlos Delgado Chalbaud,
Marcos Pérez Jiménez y Luis Llovera Páez, el primero había sido el Ministro de
la Defensa, y el segundo, Jefe del Estado Mayor General durante el corto
gobierno democrático. El presidente Gallegos fue detenido y expulsado del país
el 05 de diciembre. El expresidente de la Junta de gobierno y máximo dirigente
de Acción Democrática, Rómulo Betancourt, perseguido por la policía del régimen
debió solicitar asilo diplomático en la Embajada de Colombia. El 07 de
diciembre de 1948, la Junta Militar en Consejo de Ministros emitió un decreto
disolviendo al partido Acción Democrática, clausurando sus medios de propaganda
y ordenando a los gobiernos estadales que tomaran posesión de las instalaciones
del partido en cada región. El mismo día de emitido el decreto las policías de
Caracas, San Cristóbal y Valencia allanaron las sedes de periódicos vinculados
con AD. Los miembros del gabinete ministerial del presidente Gallegos e
importantes dirigentes del partido fueron hechos presos y luego, entre abril y
septiembre, liberados bajo la condición de abandonar el país.[xiii]
El
golpe de 1948 puso final a la experiencia edilicia de Lusinchi, quien comenzó a
actuar como Secretario General del clandestino partido AD. Su trabajo como
militante de la perseguida organización política lo hará desde la población
petrolera de San Tomé, en donde junto a su esposa, trabaja como médico en el hospital de la
empresa petrolera Mene Grande Oil Company. El 01 de mayo de 1950, se inicia una
huelga petrolera en todo el país, la cual fue declarada ilegal por el gobierno
militar. Los campos petroleros fueron tomados por efectivos de la Fuerza Armada
de Cooperación, se prohibió el libre tránsito en las poblaciones petroleras y
se suspendió el suministro de agua, electricidad y gas a las viviendas de los
obreros.[xiv]
En ese ambiente, el doctor Lusinchi, adeco conocido y residente en un campo
petrolero, fue arrestado para ser interrogado.
La
familia Lusinchi Castillo cambió nuevamente de residencia para instalarse en
Caracas. Lusinchi comenzaría a ejercer su profesión como médico interno en el
Hospital de Emergencias de Salas y en el Seguro Social. El trabajo político,
cada vez más arriesgado, lo cumpliría desde la Secretaría Nacional de
Propaganda y la Secretaría Nacional de Organización, donde actuó como adjunto
de Luis Troconis Guerrero y Luis Manuel Peñalver respectivamente.[xv]
En
1951 el aparato clandestino nacional de AD era dirigido por Alberto Carnevalli
y Leonardo Ruiz Pineda. Carnevalli fue hecho preso el 08 de mayo de 1951 y
logró escaparse el día 26 de julio cuando fue trasladado desde la Cárcel Modelo
hasta el Puesto de Socorro de la Esquina de Salas. Junto a José Manzo González,
Jaime Lusinchi había hecho posible la fuga de uno de los más perseguidos
dirigentes políticos.[xvi]
Lusinchi
pasa a formar parte del clandestino Comité Ejecutivo Nacional de AD en el año
1951 y es nombrado Secretario de Organización. El 25 de febrero de ese año, la
“Sección Político Social” de la policía política del régimen militar, la
Seguridad Nacional, detiene a Lusinchi acusándolo de actividades políticas y de
prestar apoyo a Ruiz Pineda. Permaneció detenido treinta y un días en los
calabozos de la Seguridad Nacional, donde las torturas de que fue objeto le
causaron daños permanentes en su columna vertebral. La presión del gremio
médico ante las evidencias de tortura contra el doctor Lusinchi, llevó a que el
gobierno lo trasladara a la Cárcel Modelo de Caracas y luego, en abril de 1952,
ordenara su destierro.[xvii]
El exilio
El
desterrado Lusinchi comenzó su exilio en Buenos Aires. Por recomendación de su antiguo
profesor de pediatría, Pastor Oropeza, fue recibido por el profesor Juan P
Garrahan. Gracias a las gestiones de Garrahan, Lusinchi fue designado médico
residente extranjero en el Hospital General de Clínicas de la Universidad de
Buenos Aires, iniciando estudios de
postgrado en pediatría.
A
finales del año 1952, Lusinchi se trasladó a Santiago de Chile donde finalizó
su curso de postgrado en pediatría y ejerció como médico de planta del Hospital
Roberto del Río de Santiago de Chile. Bajo la tutela del doctor Arturo
Seroggie, Lusinchi ascendió en el escalafón médico desde “interno rotatorio”
hasta “primer adjunto” al servicio de pediatría, ingresó a sociedades médicas
chilenas y publicó trabajos de investigación médica en la Revista Chilena de
Pediatría.
En
1956, el doctor Lusinchi viaja a los Estados Unidos para trabajar en el
hospital de la Universidad de Cornell, el Lincoln Hospital de New York.
Lusinchi ingresó con el rango de Junior Asistant Resident, para luego ser
ascendido a jefe del servicio de pediatría. En 1957 cambió de sitio de trabajo
para ejercer como médico residente en el hospital universitario de la New York
University.
A
la vida profesional de Lusinchi, tanto en Chile como en los Estados Unidos, se
sumó a actividad política en los grupos de exiliados venezolanos. En 1957,
Rómulo Betancourt en el exilio desde enero de 1949, parte de Puerto Rico para
instalarse en la ciudad de New York, donde se encuentra con dos compañeros de
su confianza: Jaime Lusinchi y Simón Alberto Consalvi.[xviii]
New York se había convertido en lugar de residencia de los más importantes
dirigentes políticos democráticos venezolanos de la época, Jóvito Villalba y
Rómulo Betancourt, a quienes se uniría Rafael Caldera cuando salió al exilio
hacia el final de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Político en democracia
La
huida de Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958 determinó el regreso de los
exiliados al país, y el inicio de la organización de la actividad política de
los partidos. Lusinchi vuelve a Venezuela en 1958 para comenzar a ejercer
cargos en la dirección del partido AD y para presentar su nombre como candidato
en las primeras elecciones del período democrático que comenzaba. En diciembre
de 1958 se realizan elecciones generales. Rómulo Betancourt, el fundador de AD,
llegaba a la Presidencia de la República, esta vez por la vía de los votos y
con el 48,8 por ciento del apoyo electoral.
Lusinchi,
quien ejercía la Secretaría de Asuntos Internacionales de AD, logró ser electo
Diputado al Congreso Nacional en representación de su estado natal. Comenzaría
así para Lusinchi una larga carrera como parlamentario. Fue electo Diputado en
las elecciones de 1958, 1963, 1968 y 1973. En 1978 se postuló y ganó una de las
senadurías por el estado Anzoátegui.[xix]
Por
veinticinco años consecutivos, el doctor Lusinchi fue parte del equipo
parlamentario del partido AD. Veinticinco años en los cuales se convirtió en
uno de los nombres referenciales en la dirección nacional adeca.
En
febrero de 1968, la Convención Nacional de AD designa al para entonces diputado
Carlos Andrés Pérez, como Secretario General, tras la división causada por Luis
Prieto Figueroa y Jesús Paz Galarraga.[xx]
En consecuencia, Pérez abandona su posición como jefe de la fracción
parlamentaria del partido la cual es encomendada a Jaime Lusinchi. Por once
años, el diputado Lusinchi ejercería esa posición.
El partido de Betancourt
La
elección de Carlos Andrés Pérez como candidato de AD para las elecciones del
año 1973 y su posterior triunfo, significó el principio del relevo generacional
dentro del partido fundado por Rómulo Betancourt. Las sucesivas presidencias de
Betancourt (1959-1964) y Raúl Leoni (1964-1969) y la candidatura presidencial
de Gonzalo Barrios en las elecciones del año 1969, cubrieron una etapa en la
cual las opciones electorales presidenciales provenían de entre los fundadores
del partido. Con el triunfo de Pérez se abrió el camino para que dirigentes de
generaciones posteriores a la de los viejos fundadores, pudieran aspirar a la
nominación presidencial. Alrededor de Pérez en 1973 se constituyó una mayoría
integrada por dirigentes regionales y de la llamada “generación intermedia”,
como David Morales Bello, Octavio Lepage, Jaime Lusinchi y Carlos Canache Mata.[xxi]
También se creó la impresión de que el camino a la candidatura dependía del
control que se tuviera del aparato partidista y ello dependía de quién
ejerciera la Secretaría General.
Para
las elecciones de 1978, con el visto bueno de la vieja guardia representada por
Rómulo Betancourt y Gonzalo Barrios, el partido escogió mediante elecciones
internas a Luis Piñerúa Ordaz como su candidato a la Presidencia de la República.
Piñerúa había sido electo en 1975 Secretario General del partido, con el
expreso apoyo de Rómulo Betancourt y desde allí promovió su nombre en busca de
la nominación presidencial. En 1978 el diputado Jaime Lusinchi presentó, sin
éxito, su nombre a consideración del partido.
Pese
a su derrota en las elecciones internas, Lusinchi logró reunir alrededor de su
nombre a un largo grupo de dirigentes nacionales y estadales de AD.[xxii]
El Presidente Carlos Andrés Pérez no se pronunció a favor de la opción Lusinchi
evitando una confrontación con Rómulo Betancourt y la vieja guardia[xxiii],
pero dirigentes adecos del denominado carlosandresismo habían hecho causa común
con Lusinchi en su campaña interna. El 12 de agosto de 1978, el presiente Pérez
invitó al candidato presidencial Luis Piñerúa Ordaz y al derrotado Lusinchi
para un almuerzo privado en la residencia presidencial de La Casona en Caracas.
Gonzalo Barrios, el presidente de AD, habría sido el cuarto comensal en la
mesa. Aquella tarde Lusinchi informó a los presentes que sabiéndose apoyado por
el cuarenta por ciento de la militancia, se proponía presentar su nombre para
ocupar la Secretaría General del partido, una vez superada la coyuntura
electoral de diciembre.[xxiv]
Lusinchi anunciaba su disposición, con cinco años de anticipación, para luchar
nuevamente por la postulación presidencial.
Las
elecciones del 03 de diciembre de 1978 dieron la victoria al candidato
socialcristiano Luis Herrera Campíns (1979-1984) con el 46,7 por ciento de los
votos.[xxv]
Luego, en junio de 1979, a la derrota de Luis Piñerúa Ordaz le siguió el
triunfo en la mayoría de los gobiernos municipales del país, de los candidatos
presentados por el partido COPEI. El 50 por ciento de los gobiernos municipales
quedaron en manos del ahora gobernante partido COPEI.[xxvi]
El revés del candidato de la ortodoxia adeca y la derrota de junio abrió las
puertas a un proceso de fuerte conflicto dentro de AD.
Piñerúa
Ordaz, presentándose como el heredero político de Rómulo Betancourt, quien por
lo demás aún vivía, organizó junto con el principal líder del partido COPEI,
Rafael Caldera, y con el apoyo del gobierno de Luis Herrera Campíns, un esquema
para golpear al sector del carlosandresismo dentro de AD. Una alianza de mutua
conveniencia ya que Caldera aspiraba a la reelección presidencial para 1984 y
veía en Pérez y su grupo dentro de AD, al principal rival a vencer. Por su
parte, Piñerúa quien acusaba a Pérez de ser uno de los causantes de su derrota,
aspiraba a conservar el control del aparato partidista liquidando a los rivales
que amenazaban con exigir una reestructuración.[xxvii]
Una denuncia de corrupción administrativa contra funcionarios del gobierno de
Pérez fue transformada en causa contra el expresidente, la cual fue ventilada
en el Congreso Nacional. La alianza entre Piñerúa y Caldera logró que en el
seno de AD se pronunciara contra Pérez una Comisión de Ética integrada por
miembros de la ortodoxia conservadora.[xxviii]
El CEN de AD, reunido el 23 de octubre de 1979 rechazó el informe de la
Comisión de Ética, con lo cual comenzó el fracaso de la estrategia de Piñerúa y
Caldera. Finalmente el 08 de mayo de 1980, el Congreso Nacional condenó a Pérez
por “responsabilidad política” en el llamado “Caso Sierra Nevada” y lo exoneró
de “responsabilidad moral y administrativa”.[xxix]
La intentona del sector conservador de AD de neutralizar al sector renovador,
mediante la condena a su principal figura, había fracasado. Incluso, el
fundador Rómulo Betancourt cada vez más reducido en su influencia dentro del
partido, no habría acompañado a Piñerúa en esta maniobra.
En
paralelo, en el interior de AD se vivían momentos de tensión desde el mismo día
de la derrota de diciembre de 1978. El
17 de enero de 1979, el CEN de AD decidió nombrar una comisión especial,
integrada por Gonzalo Barrios y Alejandro Izaguierre, Presidente y Secretario
General, respectivamente. Luego, la derrota del 03 de junio colocó en el tapete
los temas de la reorganización y la elección de nuevas autoridades.
A
cuatro días de la derrota en las elecciones municipales, el diputado Jaime
Lusinchi, en la sede de la fracción parlamentaria en el Congreso Nacional,
emitió un documento en el cual presentó un cuadro crítico de la organización
del partido e hizo pública su aspiración a la Secretaría General de AD. En el documento,
Lusinchi afirmaba que la derrota electoral revestía una profunda gravedad para
AD y para el país “ante el cual se abren serias interrogantes, por el
predominio de un partido de inspiración derechista y pretensiones hegemónicas,
así como fortalecidos esquemas de la extrema izquierda”.[xxx]
La
situación del partido donde había militado desde su juventud, la retrató
enumerando una larga lista de factores que debían ser superados:
“la falta de actualización de la
doctrina del partido; la insuficiente modernización de sus estructuras
organizativas y funcionales; fallas estratégicas y reiteración de errores en
importantes decisiones políticas y electorales; abandono de la formación y
captación de líderes; falta de incorporación efectiva de los jóvenes y mujeres;
falta de participación real de la base partidista, especialmente del vasto
sector obrero y campesino, así como del área profesional y técnica y de una
clase media emergente que afirma su papel; mediatización de la democracia
interna y del libre juego de ideas y posiciones, en función de resolver
exigencias circunstanciales; marginamiento, por diversas causas, de importantes
cuadros. En síntesis, se ha permitido, que ante un país en avance dinámico, el
partido se haya rezagado y disminuido su eficiencia, hasta niveles que podría
poner en peligro su propia supervivencia.”[xxxi]
Lusinchi
desde aquel día comenzó a ser conocido como “el campeón del retorno de AD al
poder”.
Tras
su postulación, el sector ortodoxo del partido intentó posponer la renovación
de las autoridades partidistas mediante una decisión de consenso que prolongara
el mandato de Alejandro Izaguirre en la Secretaría General. El 25 de septiembre
de 1979, el CEN de AD conoció un documento suscrito por cincuenta y seis
dirigentes, encabezados por Rómulo Betancourt, quienes alertaban contra “el
enguerrillamiento interno entre partidarios de candidaturas contrapuestas a la
Secretaría General”[xxxii],
y propugnaba una solución de consenso. La realización del CEN había sido
precedida de un encuentro propiciado por Rómulo Betancourt entre Alejandro
Izaguirre, Gonzalo Barrios, Luis Piñerúa Ordaz y Carlos Andrés Pérez, realizado
en día 20 de septiembre, con el objeto de acordar una solución política al
conflicto planteado en el seno del partido. Aquella tarde Carlos Andrés Pérez
se negó a apoyar la solución consensual propuesta por Betancourt y que
significaba el fin de las aspiraciones de Jaime Lusinchi. La reunión del 20 fue
el anticipo de los resultados de la reunión del CEN del día 25: Jaime Lusinchi
se negó a retirar su aspiración y la dirección nacional debió aceptar que el
sector renovador había triunfado en su plan de adelantar la elección de
autoridades.[xxxiii]
El
21 de febrero de 1981, la XXI Convención Nacional de AD reunida en Caracas,
eligió a Jaime Lusinchi como Secretario General del partido. Los miembros de la
convención habían sido electos en el proceso interno cumplido en septiembre del
año anterior.
Durante
el año 1981 el partido se debate ante las opciones de Jaime Lusinchi y David
Morales Bello, en nombre de los grupos renovadores, y de Luis Piñerúa Ordaz,
que aspiraba a reunir el apoyo de la ortodoxia partidista. A mediados de año,
el 20 de julio, el Buró Sindical del partido, usual aliado de la ortodoxia,
anunció su apoyo a la postulación de Jaime Lusinchi como candidato a la
Presidencia de la República, a cambio de la posterior designación del dirigente
sindical Manuel Peñalver como nuevo Secretario General. Esta fórmula fue
apoyada por Rómulo Betancourt el 03 de septiembre, en su discurso con motivo de
la cena anual de los sindicalistas de AD, en la que fue su última participación
en un acto público.[xxxiv]
Betancourt viajó a los pocos días a New York donde falleció el 28 de septiembre
de 1981.
El
29 de octubre Jaime Lusinchi renunció a su cargo de Secretario General de AD,
para competir por la candidatura presidencial. Manuel Peñalver lo reemplazaría
en la Secretaría General.
Jaime es como tú
El
23 de enero de 1982, los colegios electorales de AD, formados por dirigentes y
amigos del partido a nivel de cada seccional estadal, votaron entre los nombres
de Jaime Lusinchi y David Morales Bello para seleccionar al abanderado adeco.
Con
el respaldo del Buró Sindical, de la mayoría del CEN, de los veinticinco
secretarios generales estadales y con el ahora denominado “lusinchismo”, Jaime
Lusinchi obtuvo el 73 por ciento de los votos. Las encuestas de preferencia
electoral de la fecha le colocaban por encima de Rafael Caldera, su más
probable rival en las elecciones presidenciales de diciembre del año siguiente.
Faltaban aún veintitrés meses antes de las elecciones presidenciales.
El
29 de julio el partido AD congregó en Caracas a sus dirigentes de todo el país,
para cumplir con el acto de proclamación del candidato Jaime Lusinchi, quien lo
calificó como “el día más trascendental en mi vida de hombre, de ciudadano y de
político”.[xxxv]
En
su discurso de aceptación de la nominación, Lusinchi habló de sus orígenes
humildes al referirse al “barro del Unare donde moldeara mi existencia”. Dijo
que su autobiografía era una “autobiografía colectiva” resaltando su condición
de militante de AD. Al referirse a la contribución de su partido a la creación
de una nueva Venezuela, afirmó que “es bueno y necesario que diga ahora y aquí,
que el hecho de que Jaime Lusinchi, médico y político, pueda ser candidato a la
Presidencia y Presidente de Venezuela, es el mejor testimonio de que este es un
país democrático y también igualitario”.[xxxvi]
Su
discurso anunció los que serían sus temas de campaña electoral: la construcción
de una democracia social y las reformas del Estado. Una y otra vez Lusinchi
citó ejemplos de la contribución de AD a la democracia venezolana e insistió en
el papel que debía jugar el partido. El discurso fue un adelanto de la oferta
electoral que Lusinchi presentaría al país y un compromiso de que gobernaría
con su partido.
Al referirse al tema internacional
comentó sobre los asuntos fronterizos no resueltos por Venezuela. Dijo que
“tenemos problemas sumamente difíciles por resolver en cuestión de delimitación
y tenemos también la obligante reclamación centenaria por el territorio del
Esequibo”. Luego Lusinchi afirmó:
“Somos, hemos sido siempre
partidarios de la solución pacífica de las controversias. Y sobre todo, de las
controversias entre países vecinos, unidos unas veces por vínculos históricos,
o unidos simplemente por la geografía, lo cual indica que estaremos allí por
los siglos de los siglos y que por lo tanto no buscar y no lograr soluciones
racionales, sería tanto como someter a nuestra región a tensiones y conflictos
capaces de enajenar nuestro futuro y amputar posibilidades de cooperación
necesaria. Así como somos fieles creyentes en la solución pacífica de las
controversias –y por nosotros responde nuestra historia- somos fieles también e
intransigentes, en la defensa de nuestra soberanía y de nuestros derechos de
pueblo pacífico”.[xxxvii]
La
campara electoral corrió sin sobresaltos para las aspiraciones de Lusinchi,
quien logró cohesionar el aparato partidista a su alrededor. “Jaime es como tú”
fue una de las consignas básicas de sus promociones.
Las
elecciones del domingo 04 de diciembre de 1983 fueron de triunfo para el
partido Acción Democrática. Su candidato presidencial obtuvo el 56,74 por
ciento de la votación, seguido del expresidente Rafael Caldera con un lejano
34,54 por ciento. Las elecciones
parlamentarias, celebradas el mismo día, concedieron a AD una mayoría de 28
senadores sobre un total de 44. En la Cámara, del total de 200 diputados electos,
113 procedían de las listas de AD.[xxxviii]
El 04 de mayo de 1984 se celebraron elecciones municipales en las cuales el
partido de gobierno obtuvo el 52 por ciento de los votos, con lo cual el 60 por
ciento de los gobiernos locales quedaron en manos adecas.[xxxix]
El
“campeón del retorno” había cumplido su oferta.
El texto forma
parte de una nota biográfica sobre Jaime Lusinchi incluida en el
libro “La Crisis de la Corbeta Caldas” de Edgar C. Otálvora, disponible en
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[i]
Venezuela. Presidencia de la República. Lusinchi.
Un buen gobierno 1984-1989. Informes de Gestión, p.21
[ii]
José Hernán Briceño, Jaime Lusinchi y la revolución de los
mejores, p.28.
[iii]
Sobre la Revolución Libertadora: Ramón J. Velásquez, La Caída del Liberalismo Amarillo, pp.383-407. Sobre la
participación de Lusinchi Armas ver: José Hernán Briceño, op.cit. pp.27-28
[iv]
Guillermo Morón, Los presidentes de Venezuela, p.244.
[v]
José Hernán Briceño, op.cit. pp.37-39 y Guillermo Morón, op.cit. pp.241-242.
[vi]
Ramón J. Velásquez, Aspectos de la evolución política de
Venezuela en el último medio siglo, pp.41-47.
[vii]
Guillermo Morón, op.cit.
p.250.
[viii]
José Herman Briceño, op.cit. p.48.
[ix]
Ver: José Jimenez Arraiz, 34 rectores de
la UCV, pp.99-103.
[x]
Diario La Esfera del 13 de noviembre de 1945 citado en: José Herman Briceño,
op.cit. p.44.
[xi]
Ramón J. Velásquez, op.cit. pp.86-89.
[xii]
Venezuela. Consejo Supremo
Electoral. Los partidos políticos y sus
estadísticas electorales 1946-1984, p.39.
[xiii]
Ramón J. Velásquez, op.cit.
pp.97-105.
[xiv]
Idem. p.110.
[xv]
José Herman Briceño, op.cit. p.68.
[xvi]
Ramón J. Velásquez, op.cit. pp.115-116.
[xvii]
Guillermo Morón, op.cit. pp.249-250.
[xviii] Alfredo Tarre Murzi, Rómulo, p.308
[xix]
Venezuela. Consejo Supremo
Electoral, op.cit. p.137
[xx]
Ramón J. Velásquez, op.cit.
pp.282-283.
[xxi]
Manuel Felipe Sierra, La Evolución Política (1974-1989),
p.61.
[xxii]
Ver. José Hernán Briceño, op.cit.
pp.131-132.
[xxiii]
Pastor Heydra, El vía crucis del poder, p.203.
[xxiv]
José Herman Briceño, op.cit. p.134.
[xxv]
Venezuela. Consejo Supremo
Electoral, op.cit. p.381.
[xxvi] Idem, p.412.
[xxvii] Pastor Heydra, op.cit. pp.225-229.
[xxviii]
La Comisión de Ética de AD
estaba integrada por Marcos Falcón Briceño, Blas Bruni Celli, Andrés Eloy
Blanco Iturbe, Juan Herrera y Luis Gonzáles Herrera. El grupo de líderes de la
ortodoxia o conservadores estaba encabezado por Rómulo Betancourt, Kuis Piñerúa
Ordaz, José Vargas, Arturo Hernández Grisanti. Los renovadores estaban
liderados por Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi, Carlos Canache Mata, David
Morales Bello, Octavio Lepage. Un grupo de conciliadores lo integraba Gonzalo
Barrios, Reinaldo Leandro Mora y Alejandro Izaguirre. Ver: Ibidem.
[xxix]
Manuel Felipe Sierra, op.cit.
pp.81-82.
[xxx]
Citado en: José Hernán
Briceño, op.cit. p.142.
[xxxi]
Ibidem.
[xxxii]
Citado en: Pastor Heydra,
op.cit. p.222
[xxxiii]
Idem, p.224
[xxxiv]
Idem, p.267-271 y Manuel Felipe Sierra, op.cit. p.84.
[xxxv]
Jaime Lusinchi, Frente al futuro, p.13.
[xxxvi] Idem, p.14.
[xxxvii] Idem, p.34.
[xxxviii] Venezuela. Consejo Supremo Electoral, op.cit. pp.105-116
[xxxix]
Idem, p.415