jueves, 10 de octubre de 2019

Megas y Teras

Megas y Teras por Edgar C. Otálvora

Corrían los años ochenta y en la televisión venezolana presentaban un comercial de la Macintosh. Un estudiante, seguramente de una universidad privada caraqueña, entregaba a su profesor uno de aquellos nuevos disquetes azules de tres y media pulgada, quizás con capacidad de poco menos de uno y medio megabytes. En aquella extraordinaria pieza de almacenamiento digital seguramente no cabría un selfie actual. El estudiante de la propaganda utilizaba su adminículo para entregarle la tarea al profesor. Para quienes no estaban familiarizados con las computadoras aquello era asombroso. Para quienes usábamos computadoras desde una década atrás, nos había
tocado perforar tarjetas y esperar un día los resultados de corridas en bath, aquello de la computación personal y los disquetes era, como negarlo, el futuro. Después vino el internet y las idas y venidas de disquetes quedaron en el pasado.
Desde hace ya algunos años los trabajos de los estudiantes me son enviados por e-mail. Ecológicamente disminuimos el consumo de papel, pero la razón real es que los estudiantes de una de las principales universidades públicas venezolanas no pueden costear
fotocopias o la impresión de trabajos. Corría el mes de junio de 2019. Un estudiante me entrega un pendrive con memoria de 18 gigabytes el cual contiene un trabajo asignado en la materia. Se disculpa por no
poder haber enviado el trabajo a tiempo, pero en su casa, en una ciudad cercana a Caracas, no tienen servicio de internet desde hace varias semanas por el más reciente apagón. En cambio, en Amazon ya ofrecen pendrives chinos de un tera, con algunas taras, pero un tera de capacidad.

Texto publicado en la sección Dietario del Papel Literario. El Nacional. Caracas. 29 de septiembre de 2019.