Evo Morales, José Rodriguez Zapatero el vicepresidente boliviano Álvaro García, y Ernesto Samper en Tiquipaya, Bolivia el 20JUN17. Foto: ABI |
El presidente
boliviano Evo Morales hizo el 20JUN17, desde Tiquipaya, Cochabamba, un llamado
para que Nicolás Maduro reprima las protestas populares que por casi tres meses
tienen lugar en las calles de Venezuela y que arrojan decenas de muertos a
manos policiales y militares. Ante un escenario de militantes castrochavistas
de diversos países latinoamericanos, con el petulante nombre de “Conferencia
Mundial de los Pueblos”, Morales afirmó y luego tuiteó: “Lo que está pasando en
Venezuela es un golpe de Estado. Dale duro Maduro contra los golpistas, el
pueblo latinoamericano está de tu lado”. La declaración que no se diferencia de
otras del mismo Morales, adquirió
relevancia política porque entre los que presidian el evento estaba José Rodriguez
Zapatero.
El expresidente
español, quien por maniobras de Raúl
Castro y Maduro ante la inacción internacional se convirtió en 2016 en
“facilitador” supuestamente neutral entre el Gobierno y la Oposición
venezolana, ese día se sumaba en Cochabamba al ecuatoriano Rafael Correa, a los
colombianos Ernesto Samper y Piedad Córdoba y al “juez” Baltasar Garzón, entre
otros, para dar loas a los gobiernos
castrochavistas del continente. Zapatero ese día convalidó la receta represiva
que Maduro utiliza contra la Oposición venezolana y reclamó apoyo para el
gobierno chavista.
Evo Morales, el 20JUN17, durante su discurso en la “Conferencia Mundial de los Pueblos”. A la izquierda Rodríguez Zapatero. Foto: ABI |
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El Secretario de la
OEA, Luis Almagro, quien mantiene una férrea posición contra el régimen
chavista, asomó en una entrevista con el internacionalista Mariano del Alba
publicada el 15JUN17 que “todo indica
que las propuestas para definir la salida de la crisis van a venir a través de
los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Martín Torrijos y Leonel
Fernández”. Almagro dejaba ver así que el papel de Zapatero como “mediador”
aceptado por Maduro podría mantenerse en el tiempo. Sin embargo, según fuentes
consultadas en Caracas, la presencia de Zapatero en el mitin de Morales sumó
nuevas razones para que la oposición venezolana rechace cualquier
intermediación del español.
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“El representante de
Venezuela perdió no sólo sentido de la realidad sino el sentido del
ridículo". La frase fue pronunciada por el embajador brasileño Marcos
Bezerra Abbot Galvão durante la sesión plenaria de la Asamblea General de la
OEA celebrada el 20JUN17 en Cancún. Bezerra Abbott cuenta con una carrera de
tres décadas en el servicio diplomático de Brasil y actualmente ejerce como
Secretario General de Relaciones Exteriores, el segundo a bordo de la
prestigiosa cancillería de Itamaraty, la cual dirige a sus anchas. Debido al
viaje del presidente brasileño Michel Temer a Moscú, el canciller Aloysio Nunes
delegó en Bezerra Abbot la representación de Brasil en la Reunión de Consulta
de cancilleres sobre la situación de Venezuela y en la Asamblea General anual
de la OEA, eventos que arrancaron el 19JUN17 en el balneario mexicano.
El “representante de
Venezuela” a quien se refería el brasileño es Samuel Moncada, quien formaba
parte de la delegación oficial de treinta funcionarios que el gobierno de
Nicolás Maduro inscribió para participar en el evento anual de la OEA. Pese a
la decisión de Maduro de retirar a Venezuela de la OEA, su canciller Delsy Rodriguez y Moncada fueron enviados a
Cancún para crear situaciones de choque contra representantes de países que
mantienen una posición críticas ante el gobierno chavista. Rodríguez y Moncada
se turnaron en la mesa de deliberaciones para atacar a los gobiernos cuyos
representantes en la reunión de la OEA se atrevieran a censurar la
inconstitucional Asamblea Constituyente que organiza Maduro o que se refirieran
a la ruptura democrática o, a la existencia de presos políticos en Venezuela.
La delegación de
Maduro viajó a Cancún buscando titulares de prensa de su confrontación con decenas
de delegaciones presentes. Incluso Moncada, inscrito como “Viceministro para
América del Norte”, protagonizó en el lobby del hotel sede del evento, un
violento altercado contra un venezolano exilado en México. En sus
intervenciones oficiales, por ejemplo, Moncada acusó a Colombia de haber
movilizado “tres columna de tanques” a la frontera con Venezuela, hecho que no
parece corresponderse con la realidad.
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El esquema decretado
por Maduro para instaurar su Asamblea Constituyente incluye unas votaciones en
las cuales serán electos los constituyentistas de entre una lista de “candidaturas”
aceptadas por el Consejo Nacional Electoral. En las listas aparecen la esposa
de Nicolás Maduro, un hijo de Maduro, parientes del fallecido Hugo Chávez, el
cogobernante Diosdado Cabello y una larga lista de exministros del régimen
chavista, incluyendo a la ahora exministra Delsy Rodriguez. El seleccionado por
Maduro para reemplazar a Rodriguez, como Ministro de Relaciones Exteriores, es
Samuel Moncada, el hombre que ganó imagen pública en los últimos meses por ser el encargado de insultar reiteradamente a
buena parte de los gobiernos y mandatarios del Continente en sus apariciones en
la OEA. Obviamente la diplomacia chavista continuará, como lo hace en su
política interna, valiéndose del ataque contra los que considera “enemigos”.
Moncada, historiador
de profesión, no forma parte del chavismo originario. Recién egresado de la
Universidad Central de Venezuela, en los años ochenta, fue profesor en la
Academia Militar de Venezuela donde coincidió con Hugo Chávez y otros militares
conspiradores de la época, a quienes calificaba como “golpistas”. Su ingreso a
las nóminas del régimen, ya con Chávez en el poder, fue de la mano de jefes de
la extrema izquierda, lo que le permitió escalar rápidamente a diversos cargos
ministeriales y del servicio exterior.
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Tal como adelantara el
Informe Otálvora del 17JUN17, eran bajas las posibilidades de que la OEA
aprobara un documento sobre la situación de Venezuela en la reunión
extraordinaria de cancilleres celebrada el 19JUN17 en Cancún. La aprobación de
dicho documento que debía reunir una línea de acción y una declaración
política, debía contar con un total de 23 votos del total de 34 países miembros
de la OEA, pero un pequeño grupo de países aliados del castrochavismo lograron
frustrar la posición de la mayoría. Desde el 31MAY17 representante de seis
gobiernos mantuvieron largas reuniones para alcanzar un texto de consenso, que
no fuera “injerencista” como lo exigían los países agregados en el Caricom,
pero que hiciera expreso rechazo a la Asamblea Constituyente de Maduro, pidiera
el fin de la represión y exigiera la libertad de los presos políticos y
reclamara respeto a las autonomía de la Asamblea Nacional. Los negociadores en
nombre de Caricom (Guyana, Antigua y Barbuda y Barbados) creían y aseguraban a
sus contrapartes (Brasil, EEUU, Perú) que los restantes gobiernos caribeños los
secundaban en la procura de un texto que pudiera contar con la mayoría de votos
en la OEA. Esa promesa hizo que en la mañana del 19JUN17 existieran serias
posibilidades de que la OEA finalmente se pronunciara sobre Venezuela. Una
semana antes de la reunión en Cancún, la canciller de Maduro realizó visitas
relámpago a varios países caribeños, entre ellos Haití para pedirles que
rompieran el compromiso de Caricom. El gobierno de Maduro, con el directo apoyo
del primero ministro de San Vicente-Granadinas, Ralph Gonsalves quien ese día
permanecía en La Habana y, de su hijo Camilo Gonsalves quien presidía la
delegación de su país en Cancún, presionaron a varios gobiernos caribeños para
que no votaran el texto de consenso sobre Venezuela negociado por tres de los
miembros de Caricom. El resultado final de la votación arrojó que veinte
gobiernos, representantes de los países más grandes, políticamente influyentes
y económicamente fuertes del Continente apoyaron la resolución sobre
Venezuela.
La falta de un
consenso en la OEA está abriendo las puertas para acciones unilaterales o
grupales, por parte de gobiernos de la región, hacia el gobierno Maduro. En
medios diplomáticos se da como un hecho que EEUU impondría nuevas sanciones a altos jerarcas del régimen
chavista.
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El 21JUN17 falleció, a
los noventa y cinco años de edad, un gran venezolano: Pompeyo Márquez. En 1936,
con catorce años de edad, su sed de política lo llevó a la sede de la
Federación de Estudiantes de Venezuela, donde las grandes tendencias políticas
del siglo XX venezolano nacían movidas por jóvenes dirigentes que veían, con la
muerte del dictador Juan Vicente Gómez, el inicio de un nuevo tiempo en
Venezuela. Pompeyo fue de los que escogieron la vía de la izquierda y desde sus
filas asumió la peligrosa clandestinidad para combatir la criminal dictadura
militar de Marcos Pérez Jiménez. Tras la fuga del dictador a finales de los
años cincuenta, Pompeyo fue de los que sin darle oportunidad a la naciente
democracia (como él nos confesara décadas
después) se alzó en armas emulando la vía castrista. Cáceles, clandestinidad, ruptura
con el régimen soviético y la benevolencia de la democracia venezolana, le
permitió reintegrase a la vida política, ser Senador de la República, impulsar un experimento de partido de
izquierda democrática y participar en importantes procesos de reformas
políticas. Acompañó a Ramón J. Velásquez a quien el gobierno de Jaime Lusinchi le
había encargado el diseño de una gran reforma del Estado venezolano. En 1989
durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, Pompeyo fue designado, nuevamente
junto a Velásquez, para atender las delicadas negociaciones sobre temas
fronterizos con Colombia. Rafael Caldera lo llevó a su gabinete ministerial en
condición de Ministro de Fronteras. Férreo enemigo del chavismo, Pompeyo
abandonó su querido partido MAS, cuando sus compañeros optaron por sumarse a
los aduladores de Hugo Chávez. Murió convertido en uno de los últimos ancianos
de la tribu a quien los políticos jóvenes iban a preguntarle sobre el pasado y
el futuro.