Informe Otálvora del 02 de junio de 2023
Lula da
Silva recibe a Nicolás Maduro en el Palacio de Planalto el 29MAY23. Foto:
Presidencia de Brasil.
La visita oficial a Washington de la presidenta interina de Venezuela, la diputada Dinorah Figuera, prevista para el 01JUN23, fue suspendida o pospuesta en medio de un fuerte choque entre las fuerzas opositoras venezolanas. En Washington el Departamento de Estado había organizado una agenda de trabajo con Figuera y una delegación que incluiría a varios miembros del “Consejo de Administración y Protección de Activos”, el órgano creado por la oposición venezolana para administrar los recursos del Estado congelados en el exterior. La existencia de un “gobierno interino” en Venezuela, según expertos en legislación estadounidense, es una necesidad para cubrir extremos legales por los gobiernos de EEUU y el Reino Unido.
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Figuera fue
designada el 05ENE23 como presidenta de la Asamblea Nacional electa en 2015 y
reconocida por EEUU y el Reino Unido como la única instancia estatal legítima
venezolana. Figuera reemplazó a Juan Guaidó como presidenta de lo que
internacionalmente se conoce como la “IV Asamblea Nacional” pero su partido,
Primero Justicia, prometió a los restantes miembros de la conjura contra Guaidó
(Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo) y a voceros del régimen, que Figuera no
asumiría la “presidencia interina”, figura que los tres partidos decidieron
disolver mediante una votación del 30DIC22. La
“presidencia interina” del país por parte de quien sea electo presidente de la
Asamblea Nacional es consecuencia de la ausencia de un mandatario legítimamente
electo. El reconocimiento por EEUU de un gobierno interino ratifica la falta de legitimidad de Nicolás
Maduro lo cual erosiona su capacidad de gestión internacional. El final del
“gobierno interino” de Guaidó fue una buena noticia para Maduro pero ahora, en
la práctica, existe un nuevo gobierno interino al cual EEUU ha autorizado a
gestiones y al cual requerirá acciones.
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Figuera,
quien reside en Valencia, España, en calidad de asilada política, debió asumir
responsabilidades típicamente del poder Ejecutivo en cuando a las relaciones de
Venezuela con EEUU y el Reino Unido especialmente en asuntos referidos a los
activos del Estado venezolano congelados por esos gobiernos. De hecho, EEUU la
autorizó mediante una licencia del Departamento de Tesoro, para negociar la
deuda externa venezolana, tarea que corresponde constitucionalmente al poder
Ejecutivo y no al Legislativo. Figuera rechaza enfáticamente que ella haya sido
designada “presidenta interina” y niega que se haya constituido un gobierno
interino.
Altos jefes
del partido Primero Justicia calificaron como una “ola de desinformación” y “campaña
orquestada” para “destruir” a ese partido la publicación en este Informe del 20MAY23
sobre la existencia en la práctica de un nuevo gobierno interino “con base en
la misma interpretación constitucional que sustentó el interinato de Juan
Guaidó”. Este Informe no es la noticia
por lo tanto no dedica espacio para responder ataques recibidos.
El 18MAY23,
en conversación para este Informe, Figuera había reconocido que estaba
asumiendo “responsabilidades constitucionales”. Interrogada sobre cuáles
responsabilidades, alegó mantener en secreto tales acciones para preservar la
seguridad de quienes la están ayudando dentro de Venezuela.
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Primero
Justicia, el partido en el cual milita Figuera, está presentando como
precandidato presidencial, para las hipotéticas elecciones de 2024, al excandidato
Henrique Capriles Radonski quien fue uno de los principales motores para
defenestrar a Guaidó. Capriles promueve un cambio de la línea política de EEUU
hacia la dictadura venezolana y teme que la pérdida de los activos en el
exterior, que ahora están en manos de una militante de su partido, le sean
cobrado electoralmente. En las últimas semanas, ante la evidencia de que por la
fuerza de los hechos Figuera adquirió, sin proponérselo, la condición de jefe
del Ejecutivo, el partido de Capriles ha propiciado ante las otras fuerzas
políticas opositoras el cierre de la Asamblea Nacional a la vez que abortaba la
visita de Figuera a Washington.
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Tras el
arribo a Brasilia de varios vuelos que transportaron a numeroso y ostensivo personal
de seguridad y miembros del gobierno chavista, la noche del 28MAY23 Nicolás
Maduro aterrizó en la capital brasileña. Ni el Palacio de Planalto ni la
cancillería de Itamaraty habían informado a los medios sobre el arribo de
Maduro, quien sólo aparecía en la lista de los probables asistentes a la cumbre
suramericana convocada por Lula para el 30MAY23. La última ocasión en la cual
habían coincidido Lula y Maduro, al menos públicamente, ocurrió en Cuba. Raúl
Castro convocó a los hijos predilectos de la revolución cubana desperdigados
por el Continente para rendir homenaje a Fidel Castro, cuyas cenizas serían
colocadas al día siguiente, el 04DIC16, en el cementerio de Santa Ifigenia en
Santiago de Cuba.
La
organización del viaje de Maduro a Brasilia fue acordada el 08MAR23 cuando el miembro del Grupo de Puebla, “asesor especial
de la Presidencia” y operador de la diplomacia paralela, Celso Amorim, visitó
Caracas. Desde el mes de marzo la diplomacia paralela de Lula planeaba realizar
en Brasilia un gran evento suramericano que permitiera la retomada de la agenda
regional. Inicialmente habría sido evaluada la opción de convocar a una reunión
cumbre de la Unasur para confirmar su renacimiento. Esa opción habría sido
dejada a un lado prefiriéndose un esquema genérico de “reunión presidencial
suramericana”, en un formato restringido a un “retiro” de los presidentes, sin
temario previo, lo que le permitiría a Lula garantizar la presencia de todos
los mandatarios regionales con la excusa de la integración. A última hora, la
cancillería brasileña informó a los participantes que la reunión no sería un
“retiro privado” sino una reunión con presencia de presidentes, ministros de
exteriores y delegaciones de la cual debería surgir, además, una declaración.
Tal como lo
adelantara el Informe Otálvora del 08ABR23, la decisión de Lula y Maduro fue
hacer coincidir su reencuentro oficial con la cumbre suramericana. Aparte de
demostrar la alianza política natural entre dos hijos de la revolución cubana,
el plan permitía a Lula brindar a Maduro una alfombra de lujo para su retorno a
los espacios diplomáticos regionales de los cuales había sido excluido desde la
creación del Grupo de Lima el 08AGO17 como consecuencia de la ruptura del orden
democrático en Venezuela.
La
presencia de Maduro en Brasilia tendría entonces un doble carácter: una visita
oficial el lunes 29MAY23 y la participación en la cumbre suramericana el
30MAY23. La invitación a Maduro y el
texto redactado por Brasil como proyecto de declaración generaron malestar
entre los mandatarios de Ecuador, Uruguay y Paraguay quienes llegaron a
Brasilia quejándose por la presión de Lula para declarar el renacimiento de
Unasur y forzarlos a adquirir compromisos claramente ideológicos.
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Cuando
Maduro aterrizó en Brasilia lo esperaba su vicepresidenta Ejecutiva Delcy
Rodríguez quien ejerce como verdadera encargada de las relaciones exteriores
del régimen. Rodríguez junto al ministro de exteriores nominal, Yvan Gil,
habían previamente realizado una gira por el Caribe y llegaron a Brasilia como
parte de los preparativos de la visita de su jefe mantenida en secreto hasta
entonces. Versiones recogidas en Brasilia sugieren que los aviones que
transportaban a Maduro y a sus acompañantes, habrían intentado burlar los sistemas
de rastreo de aeronaves,
En la
mañana del 29MAY23, Lula y su esposa recibieron en la cumbre de la rampa del
Palacio de Planalto a Nicolás Maduro y su esposa Cilia Flores quienes llegaron
con un notable esquema de seguridad. El programa contemplaba una sesión
fotográfica del recibimiento, una sesión privada entre Lula y Maduro, una
reunión de trabajo, una rueda de prensa y, en la usual rutina brasiliense, Lula
ofrecería en el Palacio de Itamaraty un almuerzo a Maduro y su delegación.
En la
reunión de trabajo de las delegaciones se produjo un hecho inusual. La primera
dama de Brasil, Janja de Lula, fue sentada en la mesa de reunión a la derecha
de su marido desplazando al canciller Mauro Viera. Al otro lado, Maduro sentaba
a su derecha a su esposa Cilia Flores y pocas sillas a la derecha, colocó a su
hijo Nicolás Maduro Guerra. Aquello parecía una reunión de familias y no un
evento oficial. La visita era de carácter político y así quedaba confirmado. Un
acto de firma de documentos prevista para la tarde debió ser suspendida ya que
los documentos apenas estaban siendo negociados y redactados.
Tras la
“reunión de trabajo” se produjo una “rueda de prensa” que duró más de una hora,
en la cual Maduro y Lula pronunciaron largos discursos y tomaron sólo un par de
preguntas. La “rueda de prensa” fue el evento principal de la jornada. Lula se
tomó su tiempo para defender a su camarada Maduro.
Durante sus
intervenciones ante la prensa el 29MAY23, Lula afirmó que Maduro era víctima de
una “narrativa” creada por sus enemigos. Atacó al ya desaparecido gobierno
interino de Juan Guaidó a quien calificó como “impostor”. No hizo referencia
alguna a la violación de Derechos Humanos en Venezuela. Confesó haber hecho
gestiones ante sus “amigos europeos” y de EEUU para que desistieran de las
sanciones impuestas a altos jerarcas chavistas y a empresas estatales
venezolanas. En un momento de alucinación afirmó que pretendía retomar la
compra de electricidad venezolana para surtir al amazónico estado de Roraima,
olvidando u obviando que el suministro eléctrico fue suspendido por la
incapacidad del gobierno Maduro de garantizar el funcionamiento del sistema
eléctrico venezolano. En alguna de sus palabras, también Lula anunció que
pretende impulsar un nuevo acuerdo de defensa suramericano como el creado en el
marco de Unasur.
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Al día
siguiente del encuentro Lula-Maduro fueron firmados y publicados dos acuerdos y
una “Declaración Conjunta”. Un acuerdo genérico sobre cooperación entre
cancillerías que invocaba un acuerdo firmado en 1973 por Rafael Caldera y Emílio
Garrastazu Médici. Un acuerdo mediante el cual el gobierno Lula se compromete a
apoyar “en materia agroalimentaria” al Ministerio de las Comunas y Movimientos
sociales de Maduro.
La
Declaración Conjunta contempla 55 párrafos-temas. Algunos de ellos en el límite
del absurdo como el punto 54 donde se comprometen a “apoyar la promoción y
protección de los derechos humanos” contrastando con las investigaciones que a
nivel de la ONU y de la Corte Penal Internacional se siguen al régimen chavista
por sistemática violación de DDHH.
Llamativo
el punto 38, que parece imitar el esquema que está utilizando la dictadura
venezolana para infiltrar a los organismos de seguridad e inteligencia de
Colombia con la venia del gobierno Petro. Lula y Maduro se comprometieron a
“aumentar la conexión (usaron la palabra articulação) de los órganos de
inteligencia” y “fortalecer las redes de informantes”. El 23MAR23 en
Washington, el expresidente colombiano Iván Duque había denunciado que entre
los temas que manejan Petro y Maduro se encontraría el intercambio de
información sobre operaciones de inteligencia. La dictadura venezolana está
interesada en tener acceso a información sobre las operaciones de inteligencia
de las fuerzas militares colombianas han desarrollado con EEUU y el Reino Unido
en las últimas décadas. Además, Duque dejó saber que el gobierno Petro abrió, a
solicitud de Maduro, investigaciones a altos oficiales de Colombia que han
participado en operaciones contra organizaciones narcoguerrilleras colombianas
protegidas por el chavismo. Pareciera que Maduro intenta valerse de su alianza
con Lula para intentar infiltrar los servicios de inteligencia brasileños.
En el punto
18, Lula y Maduro se comprometen a “retomar discusiones sobre la suspensión de
Venezuela en Mercosur”, obviando que uno de los motivos de la expulsión de
Maduro del Mercosur el 05AGO17 fue la violación de la “cláusula democrática”
del organismo por parte del régimen chavista.
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Salvo el
gobierno de Perú que se hizo representar por el presidente del Consejo de
ministros, Alberto Otárola, los mandatarios de Suramérica asistieron a la
reunión convocada por Lula. El evento tuvo lugar, a puertas cerradas, en el
Palacio de Itamaraty donde Lula igualmente ofreció un almuerzo de estado a los
asistentes y se contemplaba una inusual cena de Estado en el Palacio de la
Alvorada en horas de la noche. Desde varios días antes se produjo un choque de
posiciones que quedó patente en las deliberaciones. Un texto con el pretensioso
título de “Consenso de Brasilia” que habría sido redactado en la presidencia de
Brasil y no en su cancillería, fue enviado a los participantes pocos días antes
del evento. Ecuador, Paraguay y Uruguay manifestaron su rechazo al texto que exaltaba
a Unasur y establecía un mecanismo para que en un plazo de 120 días propusieran
una ruta para recrear Unasur. El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou fue el
líder de la reacción contra el intento de imponerse por parte del bloque
castrochavista. En su discurso inaugural, el único transmitido por la Tv, Lula
se refirió largamente a Unasur, alabando a la organización suramericana
colonizada por el castrochavismo y abandonada por la mayoría de los gobiernos
de la subregión. Como es usual en estos casos, mientras los mandatarios hacían
sus discursos, sus delegaciones negociaban el contenido del texto que sería
suscrito. Al final, Lula no pudo imponer su proyecto de revivir Unasur, palabra
que no aparece en la declaración final. El perentorio plazo de 120 días que
exigía Lula fue diluido en una convocatoria sin fecha ni sede, en la cual los
cancilleres presentarán “una hoja de ruta para la integración de América del
Sur”.
Por cierto.
Cada participante en la reunión tenía derecho a hacerse acompañar de su
canciller y de dos asesores. Maduro llevó a su “canciller” y colocó a sus
espaldas a su hijo Nicolas Maduro Guerra y a su ayudante de cámara el capitán
Juan Escalona. Petro colocó a sus espaldas a la ahora defenestrada Laura
Sarabia.
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Los
términos en los cuales se había referido Lula a Maduro y a la situación
venezolana el día anterior, generó reacciones públicas de los mandatarios de
Chile, Gabriel Boric, y de Uruguay Lacalle Pou. El uruguayo, al momento de su
intervención en la reunión, optó por transmitirla vía streaming desde su
celular con lo cual logró hacer público su rechazo a la posición del anfitrión
ante la situación en Venezuela. “Esta reunión estuvo antecedida, no sé si de
forma planificada o no, por una reunión bilateral entre Brasil y Venezuela. Yo
me quedé sorprendido cuando se habló de lo que sucede en Venezuela es una
narrativa” afirmó Lacalle ante Lula, Maduro y los restantes participantes. “Si
hay tantos grupos en el mundo tratando de negociar para que la democracia sea
plena en Venezuela, se respeten los derechos humanos, para que no haya presos
políticos, lo peor que podemos hacer es tapar el sol con un dedo”. Por su
parte, el presidente chileno hizo conocer a la prensa lo que había sido su
posición en el evento a puertas cerradas: “la situación de los derechos humanos
[en Venezuela] no es una construcción narrativa, es una realidad seria”.
Por su
parte, sectores opositores brasileños reaccionaron ante la presencia de Maduro
en Brasilia. La Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de la
Cámara de Diputados de Brasil, celebró una sesión el 31MAY23 para debatir sobre
el recibimiento de Maduro por parte de Lula. En la sesión fue aprobada una declaración
“repudiando la visita oficial del presidente y dictador de Venezuela”. “Esta
comisión repudia el tratamiento omiso, inadecuado y lamentable que el gobierno
brasileño está concediendo al dictador venezolano…”. En una segunda sesión, la
misma comisión se reunió para sostener una conversación, vía Internet, con Juan
Guaidó. Por cierto, María Teresa Belandria, quien actuara como embajadora de
Venezuela en Brasil designada por Guaidó, estuvo presente en las sesiones de la
comisión por invitación especial.
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Gustavo
Petro y Maduro sostuvieron un encuentro en el Palacio de Itamaraty en Brasilia
el 30MAY23, en paralelo a la cumbre convocada por Lula. En la ocasión sus
cancilleres Álvaro Leyva e Yván Gil suscribieron un acuerdo elaborado por la
cancillería colombiana, mediante el cual se crea una “Comisión de Vecindad e
Integración” encabezada por los cancilleres “para revisar los temas de interés
común” especialmente en asuntos fronterizos. Curiosamente, mientras Petro y
Maduro negociaban y firmaban documentos, el embajador de Petro ante Maduro,
Armando Benedetti, se localizaba en California, EEUU, visitando a uno de sus
hijos.
Petro
permaneció en Brasilia hasta la noche del 31MAY23, ya que ese día estaba
planificada una visita oficial de trabajo con Lula. Mientras Petro permanecía
en Brasil, en Colombia se desarrollaba una crisis que involucraba a la poderosa
jefa del gabinete de la Presidencia, Laura Sarabia, y a Benedetti, el hombre
fuerte de la campaña electoral de Petro y candidato a ocupar altos cargos en su
gobierno. Casualmente los dos operadores más importantes en las relaciones
entre Petro y Maduro. Benedetti y su antigua secretaria Sanabria mantenían una
creciente pugna de poder que se materializó en un caso de secuestro de una
empleada doméstica que había trabajado primero en casa de Benedetti, sirvió en
la campaña de Petro y fue contratada como niñera por Sarabia. La niñera Marelbys
Meza fue sometida a polígrafo y su teléfono fue intervenido por la policía
colombiana ante la acusación de la pérdida de una fuerte suma de dinero de casa
de Sarabia ocurrido en febrero pasado. Benedetti habría intervenido en el
caso, trasladó a Meza en vuelo privado a Caracas y la hospedó en la residencia
de la Embajada, mientras el caso de Meza se hacía público y se convertía en un
escándalo político.
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El 02JUN23
Petro anunció la salida de Sarabia y de Benedetti de su gobierno. El hecho,
además, representa que el manejo de los temas con Venezuela estará regresando
nuevamente a la Cancillería de San Carlos.
La embajada
de Colombia ante Maduro será objeto de una total revisión. Benedetti había
exigido que la segunda posición en la misión diplomática fuera ocupada por
Lorena Arboleda, periodista con maestría en Relaciones Internacionales que
participó del comando de campaña de Petro y que nunca formó parte del personal
diplomático colombiano. Tras un corto curso de introducción en la Cancillería
de Colombia, Arboleda fue enviada a Venezuela como segunda de Benedetti quien
solía encargarla de representarlo en actividades diplomáticas en Caracas. Dadas
las rutinarias y largas ausencias de Benedetti y de su asistente Arboleda de
territorio venezolano, usualmente sin el necesario permiso de la cancillería de
Colombia, Germán Castañeda habría estado encargado de la misión en Caracas en
varias ocasiones. Castañeda, funcionario de la cancillería colombiana y quien
ya anteriormente fue Encargado de Negocios en Venezuela y encabezaba la misión
cuando Maduro expulsó a los diplomáticos colombianos en 2019.
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