miércoles, 28 de junio de 2023

Lula y Maduro intercambiarán información de espionaje

Informe Otálvora del 02 de junio de 2023

Lula da Silva recibe a Nicolás Maduro en el Palacio de Planalto el 29MAY23. Foto: Presidencia de Brasil. 

La visita oficial a Washington de la presidenta interina de Venezuela, la diputada Dinorah Figuera, prevista para el 01JUN23, fue suspendida o pospuesta en medio de un fuerte choque entre las fuerzas opositoras venezolanas. En Washington el Departamento de Estado había organizado una agenda de trabajo con Figuera y una delegación que incluiría a varios miembros del “Consejo de Administración y Protección de Activos”, el órgano creado por la oposición venezolana para administrar los recursos del Estado congelados en el exterior. La existencia de un “gobierno interino” en Venezuela, según expertos en legislación estadounidense, es una necesidad para cubrir extremos legales por los gobiernos de EEUU y el Reino Unido.

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Figuera fue designada el 05ENE23 como presidenta de la Asamblea Nacional electa en 2015 y reconocida por EEUU y el Reino Unido como la única instancia estatal legítima venezolana. Figuera reemplazó a Juan Guaidó como presidenta de lo que internacionalmente se conoce como la “IV Asamblea Nacional” pero su partido, Primero Justicia, prometió a los restantes miembros de la conjura contra Guaidó (Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo) y a voceros del régimen, que Figuera no asumiría la “presidencia interina”, figura que los tres partidos decidieron disolver mediante una votación del 30DIC22. La “presidencia interina” del país por parte de quien sea electo presidente de la Asamblea Nacional es consecuencia de la ausencia de un mandatario legítimamente electo. El reconocimiento por EEUU de un gobierno interino ratifica la falta de legitimidad de Nicolás Maduro lo cual erosiona su capacidad de gestión internacional. El final del “gobierno interino” de Guaidó fue una buena noticia para Maduro pero ahora, en la práctica, existe un nuevo gobierno interino al cual EEUU ha autorizado a gestiones y al cual requerirá acciones.

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Figuera, quien reside en Valencia, España, en calidad de asilada política, debió asumir responsabilidades típicamente del poder Ejecutivo en cuando a las relaciones de Venezuela con EEUU y el Reino Unido especialmente en asuntos referidos a los activos del Estado venezolano congelados por esos gobiernos. De hecho, EEUU la autorizó mediante una licencia del Departamento de Tesoro, para negociar la deuda externa venezolana, tarea que corresponde constitucionalmente al poder Ejecutivo y no al Legislativo. Figuera rechaza enfáticamente que ella haya sido designada “presidenta interina” y niega que se haya constituido un gobierno interino.

Altos jefes del partido Primero Justicia calificaron como una “ola de desinformación” y “campaña orquestada” para “destruir” a ese partido la publicación en este Informe del 20MAY23 sobre la existencia en la práctica de un nuevo gobierno interino “con base en la misma interpretación constitucional que sustentó el interinato de Juan Guaidó”.  Este Informe no es la noticia por lo tanto no dedica espacio para responder ataques recibidos.

El 18MAY23, en conversación para este Informe, Figuera había reconocido que estaba asumiendo “responsabilidades constitucionales”. Interrogada sobre cuáles responsabilidades, alegó mantener en secreto tales acciones para preservar la seguridad de quienes la están ayudando dentro de Venezuela.

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Primero Justicia, el partido en el cual milita Figuera, está presentando como precandidato presidencial, para las hipotéticas elecciones de 2024, al excandidato Henrique Capriles Radonski quien fue uno de los principales motores para defenestrar a Guaidó. Capriles promueve un cambio de la línea política de EEUU hacia la dictadura venezolana y teme que la pérdida de los activos en el exterior, que ahora están en manos de una militante de su partido, le sean cobrado electoralmente. En las últimas semanas, ante la evidencia de que por la fuerza de los hechos Figuera adquirió, sin proponérselo, la condición de jefe del Ejecutivo, el partido de Capriles ha propiciado ante las otras fuerzas políticas opositoras el cierre de la Asamblea Nacional a la vez que abortaba la visita de Figuera a Washington.  

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Tras el arribo a Brasilia de varios vuelos que transportaron a numeroso y ostensivo personal de seguridad y miembros del gobierno chavista, la noche del 28MAY23 Nicolás Maduro aterrizó en la capital brasileña. Ni el Palacio de Planalto ni la cancillería de Itamaraty habían informado a los medios sobre el arribo de Maduro, quien sólo aparecía en la lista de los probables asistentes a la cumbre suramericana convocada por Lula para el 30MAY23. La última ocasión en la cual habían coincidido Lula y Maduro, al menos públicamente, ocurrió en Cuba. Raúl Castro convocó a los hijos predilectos de la revolución cubana desperdigados por el Continente para rendir homenaje a Fidel Castro, cuyas cenizas serían colocadas al día siguiente, el 04DIC16, en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.

La organización del viaje de Maduro a Brasilia fue acordada el 08MAR23 cuando el  miembro del Grupo de Puebla, “asesor especial de la Presidencia” y operador de la diplomacia paralela, Celso Amorim, visitó Caracas. Desde el mes de marzo la diplomacia paralela de Lula planeaba realizar en Brasilia un gran evento suramericano que permitiera la retomada de la agenda regional. Inicialmente habría sido evaluada la opción de convocar a una reunión cumbre de la Unasur para confirmar su renacimiento. Esa opción habría sido dejada a un lado prefiriéndose un esquema genérico de “reunión presidencial suramericana”, en un formato restringido a un “retiro” de los presidentes, sin temario previo, lo que le permitiría a Lula garantizar la presencia de todos los mandatarios regionales con la excusa de la integración. A última hora, la cancillería brasileña informó a los participantes que la reunión no sería un “retiro privado” sino una reunión con presencia de presidentes, ministros de exteriores y delegaciones de la cual debería surgir, además, una declaración.

Tal como lo adelantara el Informe Otálvora del 08ABR23, la decisión de Lula y Maduro fue hacer coincidir su reencuentro oficial con la cumbre suramericana. Aparte de demostrar la alianza política natural entre dos hijos de la revolución cubana, el plan permitía a Lula brindar a Maduro una alfombra de lujo para su retorno a los espacios diplomáticos regionales de los cuales había sido excluido desde la creación del Grupo de Lima el 08AGO17 como consecuencia de la ruptura del orden democrático en Venezuela.  

La presencia de Maduro en Brasilia tendría entonces un doble carácter: una visita oficial el lunes 29MAY23 y la participación en la cumbre suramericana el 30MAY23.  La invitación a Maduro y el texto redactado por Brasil como proyecto de declaración generaron malestar entre los mandatarios de Ecuador, Uruguay y Paraguay quienes llegaron a Brasilia quejándose por la presión de Lula para declarar el renacimiento de Unasur y forzarlos a adquirir compromisos claramente ideológicos.

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Cuando Maduro aterrizó en Brasilia lo esperaba su vicepresidenta Ejecutiva Delcy Rodríguez quien ejerce como verdadera encargada de las relaciones exteriores del régimen. Rodríguez junto al ministro de exteriores nominal, Yvan Gil, habían previamente realizado una gira por el Caribe y llegaron a Brasilia como parte de los preparativos de la visita de su jefe mantenida en secreto hasta entonces. Versiones recogidas en Brasilia sugieren que los aviones que transportaban a Maduro y a sus acompañantes, habrían intentado burlar los sistemas de rastreo de aeronaves,

En la mañana del 29MAY23, Lula y su esposa recibieron en la cumbre de la rampa del Palacio de Planalto a Nicolás Maduro y su esposa Cilia Flores quienes llegaron con un notable esquema de seguridad. El programa contemplaba una sesión fotográfica del recibimiento, una sesión privada entre Lula y Maduro, una reunión de trabajo, una rueda de prensa y, en la usual rutina brasiliense, Lula ofrecería en el Palacio de Itamaraty un almuerzo a Maduro y su delegación.

En la reunión de trabajo de las delegaciones se produjo un hecho inusual. La primera dama de Brasil, Janja de Lula, fue sentada en la mesa de reunión a la derecha de su marido desplazando al canciller Mauro Viera. Al otro lado, Maduro sentaba a su derecha a su esposa Cilia Flores y pocas sillas a la derecha, colocó a su hijo Nicolás Maduro Guerra. Aquello parecía una reunión de familias y no un evento oficial. La visita era de carácter político y así quedaba confirmado. Un acto de firma de documentos prevista para la tarde debió ser suspendida ya que los documentos apenas estaban siendo negociados y redactados.

Tras la “reunión de trabajo” se produjo una “rueda de prensa” que duró más de una hora, en la cual Maduro y Lula pronunciaron largos discursos y tomaron sólo un par de preguntas. La “rueda de prensa” fue el evento principal de la jornada. Lula se tomó su tiempo para defender a su camarada Maduro.

Durante sus intervenciones ante la prensa el 29MAY23, Lula afirmó que Maduro era víctima de una “narrativa” creada por sus enemigos. Atacó al ya desaparecido gobierno interino de Juan Guaidó a quien calificó como “impostor”. No hizo referencia alguna a la violación de Derechos Humanos en Venezuela. Confesó haber hecho gestiones ante sus “amigos europeos” y de EEUU para que desistieran de las sanciones impuestas a altos jerarcas chavistas y a empresas estatales venezolanas. En un momento de alucinación afirmó que pretendía retomar la compra de electricidad venezolana para surtir al amazónico estado de Roraima, olvidando u obviando que el suministro eléctrico fue suspendido por la incapacidad del gobierno Maduro de garantizar el funcionamiento del sistema eléctrico venezolano. En alguna de sus palabras, también Lula anunció que pretende impulsar un nuevo acuerdo de defensa suramericano como el creado en el marco de Unasur.  

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Al día siguiente del encuentro Lula-Maduro fueron firmados y publicados dos acuerdos y una “Declaración Conjunta”. Un acuerdo genérico sobre cooperación entre cancillerías que invocaba un acuerdo firmado en 1973 por Rafael Caldera y Emílio Garrastazu Médici. Un acuerdo mediante el cual el gobierno Lula se compromete a apoyar “en materia agroalimentaria” al Ministerio de las Comunas y Movimientos sociales de Maduro.

La Declaración Conjunta contempla 55 párrafos-temas. Algunos de ellos en el límite del absurdo como el punto 54 donde se comprometen a “apoyar la promoción y protección de los derechos humanos” contrastando con las investigaciones que a nivel de la ONU y de la Corte Penal Internacional se siguen al régimen chavista por sistemática violación de DDHH.  

Llamativo el punto 38, que parece imitar el esquema que está utilizando la dictadura venezolana para infiltrar a los organismos de seguridad e inteligencia de Colombia con la venia del gobierno Petro. Lula y Maduro se comprometieron a “aumentar la conexión (usaron la palabra articulação) de los órganos de inteligencia” y “fortalecer las redes de informantes”. El 23MAR23 en Washington, el expresidente colombiano Iván Duque había denunciado que entre los temas que manejan Petro y Maduro se encontraría el intercambio de información sobre operaciones de inteligencia. La dictadura venezolana está interesada en tener acceso a información sobre las operaciones de inteligencia de las fuerzas militares colombianas han desarrollado con EEUU y el Reino Unido en las últimas décadas. Además, Duque dejó saber que el gobierno Petro abrió, a solicitud de Maduro, investigaciones a altos oficiales de Colombia que han participado en operaciones contra organizaciones narcoguerrilleras colombianas protegidas por el chavismo. Pareciera que Maduro intenta valerse de su alianza con Lula para intentar infiltrar los servicios de inteligencia brasileños.

En el punto 18, Lula y Maduro se comprometen a “retomar discusiones sobre la suspensión de Venezuela en Mercosur”, obviando que uno de los motivos de la expulsión de Maduro del Mercosur el 05AGO17 fue la violación de la “cláusula democrática” del organismo por parte del régimen chavista.

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Salvo el gobierno de Perú que se hizo representar por el presidente del Consejo de ministros, Alberto Otárola, los mandatarios de Suramérica asistieron a la reunión convocada por Lula. El evento tuvo lugar, a puertas cerradas, en el Palacio de Itamaraty donde Lula igualmente ofreció un almuerzo de estado a los asistentes y se contemplaba una inusual cena de Estado en el Palacio de la Alvorada en horas de la noche. Desde varios días antes se produjo un choque de posiciones que quedó patente en las deliberaciones. Un texto con el pretensioso título de “Consenso de Brasilia” que habría sido redactado en la presidencia de Brasil y no en su cancillería, fue enviado a los participantes pocos días antes del evento. Ecuador, Paraguay y Uruguay manifestaron su rechazo al texto que exaltaba a Unasur y establecía un mecanismo para que en un plazo de 120 días propusieran una ruta para recrear Unasur. El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou fue el líder de la reacción contra el intento de imponerse por parte del bloque castrochavista. En su discurso inaugural, el único transmitido por la Tv, Lula se refirió largamente a Unasur, alabando a la organización suramericana colonizada por el castrochavismo y abandonada por la mayoría de los gobiernos de la subregión. Como es usual en estos casos, mientras los mandatarios hacían sus discursos, sus delegaciones negociaban el contenido del texto que sería suscrito. Al final, Lula no pudo imponer su proyecto de revivir Unasur, palabra que no aparece en la declaración final. El perentorio plazo de 120 días que exigía Lula fue diluido en una convocatoria sin fecha ni sede, en la cual los cancilleres presentarán “una hoja de ruta para la integración de América del Sur”.

Por cierto. Cada participante en la reunión tenía derecho a hacerse acompañar de su canciller y de dos asesores. Maduro llevó a su “canciller” y colocó a sus espaldas a su hijo Nicolas Maduro Guerra y a su ayudante de cámara el capitán Juan Escalona. Petro colocó a sus espaldas a la ahora defenestrada Laura Sarabia.

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Los términos en los cuales se había referido Lula a Maduro y a la situación venezolana el día anterior, generó reacciones públicas de los mandatarios de Chile, Gabriel Boric, y de Uruguay Lacalle Pou. El uruguayo, al momento de su intervención en la reunión, optó por transmitirla vía streaming desde su celular con lo cual logró hacer público su rechazo a la posición del anfitrión ante la situación en Venezuela. “Esta reunión estuvo antecedida, no sé si de forma planificada o no, por una reunión bilateral entre Brasil y Venezuela. Yo me quedé sorprendido cuando se habló de lo que sucede en Venezuela es una narrativa” afirmó Lacalle ante Lula, Maduro y los restantes participantes. “Si hay tantos grupos en el mundo tratando de negociar para que la democracia sea plena en Venezuela, se respeten los derechos humanos, para que no haya presos políticos, lo peor que podemos hacer es tapar el sol con un dedo”. Por su parte, el presidente chileno hizo conocer a la prensa lo que había sido su posición en el evento a puertas cerradas: “la situación de los derechos humanos [en Venezuela] no es una construcción narrativa, es una realidad seria”.

Por su parte, sectores opositores brasileños reaccionaron ante la presencia de Maduro en Brasilia. La Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa Nacional de la Cámara de Diputados de Brasil, celebró una sesión el 31MAY23 para debatir sobre el recibimiento de Maduro por parte de Lula. En la sesión fue aprobada una declaración “repudiando la visita oficial del presidente y dictador de Venezuela”. “Esta comisión repudia el tratamiento omiso, inadecuado y lamentable que el gobierno brasileño está concediendo al dictador venezolano…”. En una segunda sesión, la misma comisión se reunió para sostener una conversación, vía Internet, con Juan Guaidó. Por cierto, María Teresa Belandria, quien actuara como embajadora de Venezuela en Brasil designada por Guaidó, estuvo presente en las sesiones de la comisión por invitación especial.

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Gustavo Petro y Maduro sostuvieron un encuentro en el Palacio de Itamaraty en Brasilia el 30MAY23, en paralelo a la cumbre convocada por Lula. En la ocasión sus cancilleres Álvaro Leyva e Yván Gil suscribieron un acuerdo elaborado por la cancillería colombiana, mediante el cual se crea una “Comisión de Vecindad e Integración” encabezada por los cancilleres “para revisar los temas de interés común” especialmente en asuntos fronterizos. Curiosamente, mientras Petro y Maduro negociaban y firmaban documentos, el embajador de Petro ante Maduro, Armando Benedetti, se localizaba en California, EEUU, visitando a uno de sus hijos.

Petro permaneció en Brasilia hasta la noche del 31MAY23, ya que ese día estaba planificada una visita oficial de trabajo con Lula. Mientras Petro permanecía en Brasil, en Colombia se desarrollaba una crisis que involucraba a la poderosa jefa del gabinete de la Presidencia, Laura Sarabia, y a Benedetti, el hombre fuerte de la campaña electoral de Petro y candidato a ocupar altos cargos en su gobierno. Casualmente los dos operadores más importantes en las relaciones entre Petro y Maduro. Benedetti y su antigua secretaria Sanabria mantenían una creciente pugna de poder que se materializó en un caso de secuestro de una empleada doméstica que había trabajado primero en casa de Benedetti, sirvió en la campaña de Petro y fue contratada como niñera por Sarabia. La niñera Marelbys Meza fue sometida a polígrafo y su teléfono fue intervenido por la policía colombiana ante la acusación de la pérdida de una fuerte suma de dinero de casa de Sarabia ocurrido en febrero pasado. Benedetti habría intervenido en el caso, trasladó a Meza en vuelo privado a Caracas y la hospedó en la residencia de la Embajada, mientras el caso de Meza se hacía público y se convertía en un escándalo político.

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El 02JUN23 Petro anunció la salida de Sarabia y de Benedetti de su gobierno. El hecho, además, representa que el manejo de los temas con Venezuela estará regresando nuevamente a la Cancillería de San Carlos.

La embajada de Colombia ante Maduro será objeto de una total revisión. Benedetti había exigido que la segunda posición en la misión diplomática fuera ocupada por Lorena Arboleda, periodista con maestría en Relaciones Internacionales que participó del comando de campaña de Petro y que nunca formó parte del personal diplomático colombiano. Tras un corto curso de introducción en la Cancillería de Colombia, Arboleda fue enviada a Venezuela como segunda de Benedetti quien solía encargarla de representarlo en actividades diplomáticas en Caracas. Dadas las rutinarias y largas ausencias de Benedetti y de su asistente Arboleda de territorio venezolano, usualmente sin el necesario permiso de la cancillería de Colombia, Germán Castañeda habría estado encargado de la misión en Caracas en varias ocasiones. Castañeda, funcionario de la cancillería colombiana y quien ya anteriormente fue Encargado de Negocios en Venezuela y encabezaba la misión cuando Maduro expulsó a los diplomáticos colombianos en 2019.

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