Informe Otálvora del 15 de abril de 2017
Nicolás Maduro en el acto
de apoyo que le organizara Raúl Castro el 10ABR17 en La Habana. Foto:
@presidencialven
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En medio de graves protestas
populares en Venezuela cuya represión
encomendó a las fuerzas militares, Nicolás Maduro se muestra muy interesado
en obtener muestras de respaldo externo que se contrapongan al creciente
aislamiento político que enfrenta en el Continente. El 09ABR17, luego de
realizar su show televisivo dominical donde utilizó imágenes religiosas como
escenografía y distribuyó palmas por ser Domingo de Ramos, Maduro partió de viaje
a Cuba. La excusa del periplo fue asistir a la reunión del “Consejo Político”
de la alianza castrochavista ALBA, conformado por los ministros de relaciones
exteriores de los gobiernos miembros, al cual Maduro no correspondía asistir.
Sin asistencia de
otros mandatarios de ALBA, con un público conformado por empleados cubanos y
algunos cancilleres extranjeros, Raúl Castro realizó el 10ABR17 un acto en el
Palacio de Convenciones de La Habana para dar ánimos a Maduro quien se quejaba
de las acciones del secretario de la OEA, Luis Almagro, y de las protestas en
las calles venezolanas. El comunicado
aprobado por la ALBA ataca a Almagro, a la OEA, a EEUU y “reconoce” los “denodados
esfuerzos” de Maduro para “disolver diferencias” en Venezuela. A su regreso a
Caracas, Maduro aseguraba haber obtenido el supuesto apoyo de 14 países, trece
de los cuales tienen voto en la OEA. Votos insuficientes para destituir a
Almagro como es el deseo de la alianza castrochavista, pero suficientes para
abortar una sanción contra Maduro.
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El 12ABR17, a pocas
horas de su regreso de Cuba, Maduro viajó sorpresivamente a San Vicente y las Granadinas, donde se
celebraba una reunión de la OECS. La Organización de Estados del Caribe
Oriental está conformada por una decena de
gobiernos, no todos independientes, que representan al rosario de pequeñas
islas del Caribe oriental. Obviamente Venezuela no es miembro de la OECS. La
presencia de Maduro en la reunión caribeña, celebrada en el Hotel Beachcombers,
fue promovida por el mandatario local Ralph Gonsalves, usual visitante del Palacio
de Miraflores, aliado del régimen cubano y beneficiario de las arcas fiscales
venezolanas. En la reunión participaban los mandatarios de San Cristóbal y
Neves, Antigua y Barbuda, Santa Lucia,
San Vicente y las Granadinas, además de representantes de Dominica, Grenada,
Montserrat y Martinica. Durante su intervención en la OECS, Maduro se refirió a
la situación interna venezolana y a los recientes eventos en la OEA, acusando a
EEUU y un grupo de países de promover una supuesta intervención en Venezuela. A
solicitud de Maduro, los asistentes acordaron enviar una “misión” a Venezuela
para promover “el diálogo” y “reducir las tensiones en Venezuela”. En medios diplomáticos se entiende que Maduro
realmente anda procurando apoyos en el Caribe para instrumentar una maniobra en
la OEA que entorpezca alguna decisión
sobre el gobierno chavista.
Maduro y Gonsalves
posaron para la prensa en un pasillo del aeropuerto de Argyle
en San Cristóbal, de cuyas paredes penden retratos de Fidel Castro y Hugo
Chávez, recordando que las instalaciones fueron financiadas con recursos
venezolanos. Obviamente una “misión” promotora del “diálogo” en Venezuela
encabezada por Gonsalves no sería aceptada por la Oposición venezolana ni validada
por la OEA.
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Lula da Silva podría
ser sometido a privación de libertad en las próximas semanas, como consecuencia
de uno de los seis procesos judiciales que le siguen por corrupción. El
03MAY17, Lula deberá comparecer ante el
juez federal Sergio Moro en la ciudad de Curitiba, para responder por
las acusaciones de enriquecimiento ilícito al haber recibido favores de la
empresa constructora OAS, la cual habría provisto a Lula de un apartamento de
playa en el estado de São Paulo con
dinero proveniente del esquema de corrupción alrededor de la petrolera
Petrobras.
Durante el último año,
Lula ha ido a varios tribunales para testificar en procesos que se le siguen,
incluso de forma compulsiva, pero la citación para principios del mes de mayo
será la primera a la cual asistirá en calidad de imputado. El partido de Lula,
el PT, está organizando una gran concentración en Curutiba para acompañar a su líder,
quien pretende presentarse como candidato presidencial en las elecciones del
2018 con base en encuestas que lo muestran con alta imagen positiva. El plan
del PT es regresar al poder con Lula como candidato y, el plan de Lula es
victimizarse como perseguido político y escapar de los procesos judiciales
haciendo valer su condición de candidato presidencial. Sin embargo, la
situación de Lula ha tendido a complicarse en los últimos días, luego que se
conocieran las confesiones de decenas de ejecutivos de la empresa constructora
Odebrecht incluyendo las de sus dueños Emilio Alves Odebrecht y su hijo Marcelo
Bahia Odebrecht actualmente preso por el escándalo de corrupción.
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Desde 1989 Lula da
Silva, el líder de la izquierda brasileña y continental, se presentó cada
cuatro años como candidato presidencial y desde entonces habría recibido financiamiento del consorcio Odebrecht. Los
lazos entre Lula y el patriarca de la familia, Emilio Alves Odebrecht, se
extienden por varias décadas en las cuales el poderoso grupo apostó por el ex
sindicalista a quien califican como un “bon vivant”. El ascenso de Lula al
poder el 01ENE03 marcó el inicio de la instauración de un complejo esquema de
corrupción para favorecer al PT y a sus dirigentes, no sólo con el
financiamiento legal o subrepticio de sus campañas electorales, sino como
contrapartida a la aprobación (o desaprobación) de leyes en el Congreso,
emisión de decretos presidenciales, otorgamiento de megaobras o concesión de
financiamiento estatal. La red de corrupción se extendió fuera de Brasil a
medida que el grupo Odebrecht se internacionalizaba y que en Latinoamérica
ganaban espacio los socios políticos de Lula, aunque el “modelo de negocios” de
los Odebrecht habría tocado a dirigentes políticos brasileños y extranjeros de
las más diversas corrientes políticas.
La detención en Brasil
del asesor electoral João Santana y su esposa Mônica Moura el 23FEB16 y sus
posteriores delaciones, sirvieron para comprobar que la empresa Odebrecht
financió fuerte e ilegalmente las actividades políticas de Lula y Dilma
Rousseff. Según las confesiones de Santana y Moura, ellos habrían utilizado
dinero de Odebrecht para aportar recursos en campañas de Hugo Chávez, Nicolás
Maduro, el dominicano Danilo Medina, y el salvadoreño Mauricio Funes, entre
otros. En Venezuela, el consorcio Odebrecht se benefició de contratos sin
licitación para grandes proyectos de obras públicas durante el gobierno de Hugo
Chávez, quien incluso le otorgó una concesión petrolera en la Faja del Orinoco.
Emilio Odebrecht se jacta de haber tenido puertas abiertas con Chávez en el
Palacio de Miraflores, relación que heredó su hijo Marcelo quien asumió la
jefatura del grupo en 2008.
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Según las confesiones
de los dueños del grupo Odebrecht, el financiamiento estatal brasileño para la ampliación
del Puerto de Mariel en Cuba fue aprobado por el entonces presidente Lula, siguiendo
el plan acordado por Hugo Chávez y Emilio A. Odebrecht en una reunión celebrada
en Caracas en 2007. Las obras en el puerto cubano fueron inauguradas por Raúl
Castro el 27ENE14 en compañía de Marcelo Odebrecht, Dilma Rousseff y Nicolás
Maduro. La influencia de los Odebrecht en el gobierno brasileño les permitía incluso
determinar las rutas de viajes de Dilma Rousseff para hacerlas coincidir con
sus planes de negocios, especialmente en países africanos.
Marcelo Odebrecht,
Dilma Rousseff, Raúl Castro y su nieto Raúl Rodríguez Castro, el 27ENE14,
durante la inauguración de la ampliación del Puerto de Mariel. Foto: Cubadebate
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El 10ABR17, Marcelo
Odebrecht fue llevado desde la cárcel de Curitiba donde cumple su sentencia de
19 años de prisión hasta el tribunal federal que encabeza el juez Moro. Su
declaración sería parte del proceso que le sigue al publicista Santana y a
Antonio Palocci el exministro de Lula y Dilma que servía de intermediario entre
la empresa Odebrecht y el palacio presidencial para negociar el monto y los
métodos de entrega de “propinas”. En sus declaraciones, Marcelo Odebrecht
confirmó que su empresa llevaba una relación contable de todas las entregas de
dinero hechas a políticos brasileños en
la cual cada beneficiario estaba identificado por un apodo. Quedó confirmado
que Lula, apodado el “amigo”, recibió millones de dólares en dinero efectivo,
aportes para las actividades del Instituto Lula, dinero para un fondo que
pagaría eventuales procesos judiciales a su salida de la Presidencia, pagos por
concepto de viajes al extranjero bajo la cobertura de dictar conferencias,
reparaciones de inmuebles, amén de aportes para las actividades partidistas y
pagos a familiares de Lula. Las confesiones de Emilio y Marcelo Odebrecht
despejaron toda duda sobre las acusaciones contra Lula: no es un caso de
persecución política como lo ha presentado la izquierda internacional. Se trata
de uno de los más grandes esquemas de corrupción registrados a nivel mundial y
las confesiones de los Odebrecht sólo sirvieron para corroborar las pruebas
recolectadas por las autoridades policiales y judiciales durante un proceso de
varios años.
A mediados del 2015,
cuando las investigaciones sobre corrupción en Petrobras comenzaban a ganar
espacio en los medios, corrió la versión según la cual Emilio Odebrecht habría
asegurado a un grupo de amigos que en caso de que su hijo Marcelo, CEO de Odebrecht
para la época, fuera enjuiciado, deberían preparar tres celdas adicionales: una
para el propio Emilio y otras para Lula y Dilma Rousseff. Hoy en día resulta
evidente que los Odebrecht, abandonados ahora por quienes antes le rendían
honores, optaron por no caer solos. Ello incluye a decenas de políticos de todo
el espectro partidista quienes comienzan a ser investigados por los tribunales
brasileños.
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